A medida que los recursos van menguando y las condiciones externas son asoladoras, tu temor, incertidumbre y angustia, han ido en aumento.
Sientes como que si “el pequeño riachuelo” de donde te abastecías se va extinguiendo rápidamente.
Ya comprobaste que humanamente hablando nada puedes hacer, pues la “sequía” se ha generalizado a medida que los días han pasado; aquí únicamente la intervención poderosa y soberana de Dios es lo único que puede brindarte la ayuda oportuna que necesitas. (Te aconsejo que leas la reflexión que escribí en el blog el día viernes 7 de diciembre 2012, titulada: “¿Quién puede acudir ahora a tu auxilio?”)
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Es precisamente ahora cuando Dios te está demandando creerle y obedecerle aun en contra de todo pronóstico favorable.
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Dios no quiere que le cuestiones como es que te dará la provisión que necesitas. Recuerda que él es el creador y dueño de todo lo que existe.
Se diligente en todas tus responsabilidades precisamente en el lugar en donde Dios te ha permitido estar, da todo lo que tienes de ti viviendo en obediencia a los lineamientos bíblicos y a las órdenes específicas que recibas del Señor; del resto deja que él se encargue. Dios es todopoderoso y soberano para hacer lo inimaginable e imposible.
No reniegues de las personas o circunstancias. Dios sabe cómo lleva todas tus cosas...
Se fiel, diligente, responsable y paciente en todo tu proceder; y a medida que lo seas irás recibiendo las indicaciones específicas que te demandarán dar los pasos de fe necesarios. Te anticipo que serán indicaciones ilógicas. ¡No lo olvides!
Ora mucho, con la plena certeza que Dios es poderoso para hacer mucho mas allá de lo que puedes imaginar. ¡Nada es imposible para él!
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Ahora, cuando el río se seca, es cuando has de creer en la soberanía y en el poder de Dios.
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Me motiva el ejemplo del profeta Elías, quien estando en un ambiente de sequía generalizada, le creyó y le obedeció a Dios a pesar de tenerlo todo en contra. Veamos el ejemplo:
Y vino a él palabra de Jehová, diciendo:
Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que esta frente al Jordán. Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que esta frente al Jordán. Y los cuervos le traían pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo.
1 Reyes 17:2-6
Así es, la clave está en creer y obedecer a Dios aunque todo se tenga totalmente al revés.
Haz lo que tienes que hacer ahora, ante esa orden específica que Dios te ha dado. No temas obedecerla, porque cuando todo falte, su poder y soberanía se inclinará a tu favor. Dios dará la orden para que tengas todo lo necesario en el momento justo. No te preocupes...
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Pero, ¿Qué sucederá cuando el “río” se seque?
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¿Qué sucederá cuando los pocos recursos que te quedan ahora se terminen por completo? ¿Cuándo tus apoyos se quiebren? ¿Qué pasará? ¿Cómo vas a hacer para solucionar tus problemas urgentes y satisfacer todas las necesidades básicas de tu familia?
No te preocupes, Dios te tendrá preparado otro medio de provisión que ahora no logras visualizar...
Tú, solamente cree y obedece...
Continuemos con el ejemplo de Elías:
Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra. Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo:
Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. Entonces él se levantó y se fue a Sarepta...
1 Reyes 17:7-9
Si continuas leyendo la historia, verás también como la viuda creyó y obedeció a Dios para proveer al profeta, pues mientras él estuvo allí la provisión no faltó. Veamos:
Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.
1 Reyes 17:16
Por eso, aunque todo esté perdido y sin solución, Dios intervendrá. El hará algo jamás visto, algo ilógico e inusual.
No te olvides esta fecha, en la cual Dios te ha confirmado tantas cosas que estabas necesitando. Atiende, medita y guarda en la Palabra que has recibido precisamente este día. ¡Dios te ha hablado! ¡No dudes más!
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