sábado, 5 de mayo de 2012

DISFRUTEMOS LA VIDA CRISTIANA.

Nuestro Señor Jesucristo nos dice en Juan 10:10, que él ha venido para que “tengamos vida, y vida en abundancia”; sin embargo tal parece que para muchos cristianos, esta afirmación queda únicamente a nivel teórico y no práctico. Por eso es importante revisar las causas que lo impiden.

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¿Qué impide saborear la vida cristiana?
La práctica del pecado.
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La práctica deliberada del pecado crea una barrera entre Dios y el hombre, haciendo que gradualmente se pierda la noción de su realidad y el sentido de su existencia sobre la faz de la tierra, ocasionando así terribles consecuencias. Eso es precisamente lo que el apóstol Pablo escribió en la carta a los romanos:

Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.
Romanos 1:20-32

En nuestros tiempos actuales, la mayor parte de personas alrededor del mundo ha alejado a Dios de sí. Y es  precisamente en este ambiente contaminado en el que nos encontramos ahora mismo. Vivimos en un entorno de ateísmo, materialismo, corrupción, inmoralidad y placeres ilícitos. Nosotros los cristianos hemos de luchar contra esta influencia constante que nos oprime todo el día. El consejo que el Apóstol Pablo da es el siguiente:

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Romanos 12:2

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Si quieres disfrutar la vida cristiana, entonces no te amoldes a los criterios de estos tiempos.
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Son criterios que se oponen a las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo. Deséchalos, aunque por ello te marginen o burlen. Es más importante “obedecer a Dios antes que los hombres”.
No sigas la corriente de la mayoría si sus prácticas se oponen a los principios cristianos.
No te adaptes a sus formas de pensar aunque la presión social sea excesiva. Recuerda que tus criterios han de estar subordinados únicamente a los principios de nuestro Señor Jesucristo.

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¿Cómo pensar y obrar como Cristo?
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A medida que diariamente te expongas a su Palabra en un ambiente de oración, tus pensamientos se irán transformando por la acción sobrenatural del Espíritu Santo. Adquieres convicciones firmes y a la vez el deseo intenso de practicar su contenido.
No hay duda que, ahora más que nunca, necesitamos “beber” de la leche espiritual no adulterada como lo expresa el apóstol Pedro en una de sus cartas. No se trata de una opción, sino de una necesidad.

Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.
1 Pedro 2:2

Si de algo se puede tener la plena certeza, es que la Palabra de Dios no está contaminada con puntos de vista humanos.

Que nada ni nadie interfiera en tu relación con Dios. Revísate ahora mismo:
¿Qué interferencias hay ahora entre tú y Dios? Deséchalas.

Lectura para meditar:

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Hebreos 12:1-2

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