sábado, 7 de abril de 2012

ACTITUDES BASICAS HACIA LA PALABRA DE DIOS.

Hay tres actitudes básicas hacia la Palabra de Dios que todos los cristianos hemos de tener en cuenta. No solo basta creer en su contenido sino:

ESTAR ATENTOS.
Hemos de atender con cuidado todas las indicaciones que Dios nos dé cada vez que reflexionemos en su Palabra. Recuerda que siempre vamos a recibir la palabra justa que estemos necesitando, y es precisamente en ese momento, cuando él nos enfatiza algo para que tengamos en cuenta.
El Señor dice:

Estad atentos, y oíd mi voz; atended, y oíd mi dicho.
Isaías 28:23

Es necesario “digerir” con la ayuda del Espíritu Santo, la Palabra que hemos entendido. ¿Qué nos quiere decir Dios al respecto? Esto es algo de todos los días, no ocasionalmente.
Se trata de algo prioritario que hemos de considerar, por eso el Señor nos dice:

¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.
Isaías 55:2

Comienza desde hoy a escuchar atentamente la voz de Dios, y verás la diferencia en todas las áreas de tu vida.

Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Santiago 1:25

La segunda actitud que hemos de tener en cuenta es:

PRACTICARLA.
El hecho de digerir la Palabra, nos llevará a un nivel más: El deseo espontáneo de practicarla. No estaremos conformes con conocerla, sino de evidenciarla con nuestros hechos.
Veamos el caso de la primera comunidad cristiana:

Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,  y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.
Hechos 4:32-35

Lo que creemos hemos de llevarlo a la acción, sino nuestro cristianismo no tendrá razón de ser.
Veamos lo que el apóstol Santiago nos dice en su carta:

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.  Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

Santiago 1:22-27

Y por último, la tercera actitud que hemos de considerar es:

ANUNCIARLA.
Además de entenderla y practicarla, es necesario anunciarla. Nosotros los cristianos somos los responsables directos de tal privilegio. Al respecto el apóstol Pedro escribe lo siguiente:

Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
1 Pedro 2:9

Dios nos ha colocado en puntos estratégicos y nos ha provisto de diversos recursos, para que desde allí la demos a conocer. Esa es la vocación que hemos recibido. Apliquemos la exhortación que el apóstol Pablo le hace a Timoteo:

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
2 Timoteo 4:1-2

Como verás, se trata de una tarea en la que no hay pausas. Por eso hemos de orar, para que además de la compasión por las almas perdidas, tengamos las diversas estrategias para hacerlo con efectividad.
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Dios nos ha recordado hoy, cuan importante y vital es tener siempre presente su Palabra a cada instante de nuestra vida.

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Hebreos 4:12

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