Es una realidad indiscutible que existan muchas y diversas necesidades a nuestro alrededor. La mayoría de las veces, estas necesidades, pasan desapercibidas o en el peor de los casos se consideran con indiferencia total.
Desde luego, que las actitudes anteriormente descritas, no son propias de una persona que se considera cristiana. Por eso nuestro Señor Jesucristo dijo con claridad:
En esto conocerán todos que son mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Juan 13:35
Una señal inequívoca que somos cristianos, es por la ESPONTANEIDAD con la que reaccionamos ante los casos de necesidad. Se trata de un acto espontáneo impulsado por el amor, y no por intereses egoístas o por presiones externas.
PREGUNTATE:
¿Cómo reaccionas ante los casos específicos de necesidad que tú conoces?
¿Por intereses egoístas?
¿Por considerarlo como una carga molesta?
¿Justificando que no tienes los medios para hacerlo?
¿Con amor espontáneo?
¡PIENSALO!
¿EN CUAL DE LAS CUATRO OPCIONES ANTERIORES TE UBICAS?
Si aun no procedes con espontaneidad ante los casos de necesidades que te rodean, debes orar mucho para que el Espíritu Santo ponga en tu interior mucha compasión por los que sufren y te impulse a hacer algo por ellas.
Dios quiere usarte a ti como un medio de bendición para esas personas necesitadas que tú bien conoces, y que están muy cerca de ti.
No hay excusas ni justificaciones para que no te solidarices ante la condición de las demás personas. Es tu deber hacerlo, así como lo hizo la viuda pobre que atendió al profeta Elías. Lee 1 Reyes 17:8-16 para que lo compruebes.
¿Te acuerdas aquella vez cuando inesperadamente alguien “tocó tu puerta” para darte justamente lo que estabas necesitando?
No fuiste tú quien la buscó. Fue algo inesperado y oportuno.
¿Acaso buscaba algo a cambio?
¡NO!
Lo hizo porque se compadeció de tu necesidad, y esa compasión le impulsó a ayudarte espontáneamente.
¡Qué gran lección aprendiste! y ¡Como le diste gracias a Dios!
Se trató de una bendición oportuna para tu vida.
Ya es tiempo que dejemos de contemplarnos a nosotros mismos y nos enfoquemos hacia fuera. Si hacemos así, entonces Dios se ocupará de nosotros.
A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.
Proverbios 19:17.
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