Es necesario que Dios nos sacuda por medio de diversas situaciones inexplicables y dolorosas para que despertemos del letargo espiritual... para que despertemos de la tibieza...
Es necesario ser sacudidos para que volvamos en sí; para que no perdamos la noción de nuestra verdadera identidad, de nuestra misión en la tierra y de nuestro destino eterno...
¡Cuán dolorosas son!
Es tan fácil alienarse en medio de los espejismos que el mundo nos ofrece.
Dios no quiere eso de nosotros, pues eso nos lleva a cometer acciones que él reprueba...
Atendamos sus advertencias ahora, no sea que al no hacerlo a la primera, tengamos que ser sacudidos...
El nos dice:
Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
Apocalipsis 3:19
¿Por qué llegar al extremo de la corrección disciplinaria?
Atendamos a la primera cuando Dios con palabras suaves y con mucha paciencia nos lo advierte...
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