EL PAN VIVO BAJADO DEL CIELO

Jesucristo, el PAN vivo y verdadero bajado del cielo hace que nos revitalicemos espiritualmente y recobremos las fuerzas en nuestro arduo caminar por los senderos de la vida.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propia carne. Lo daré por la vida del mundo...   Les aseguro que si ustedes no comen la carne del Hijo del hombre y beben su sangre, no tendrán vida. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día último. Porque mi carne es verdadera es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive unido a mí, y yo vivo unido a él. 

Jn 6, 51-56

Alimentarnos del Jesucristo, el PAN vivo bajado del cielo es nuestra prioridad sobre todas las demás prioridades.

Escojamos la mejor parte.

(Lectura para meditar)

Jesús siguió su camino y llegó a una aldea, donde una mujer llamada Marta lo hospedó. Marta tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. Pero Marta, que estaba atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo:  —Señor, ¿no te preocupa nada que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude. Pero Jesús le contestó: —Marta, Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, pero sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.

Lc 10, 38-42