Pensar en el pobre es solidarizarse con él en sus necesidades y ayudarle de acuerdo a las posibilidades de cada uno.
"Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
(Sant 2, 14-16)
De nada sirve llamarse "cristiano" si no se vive de acuerdo al mandato fundamental que nos dejó nuestro Señor Jesucristo.
"Un mandamiento nuevo so doy: Que os améis unos a otro; que como yo os he amado, os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros"
(Jn 13,34-35)
Oremos para que el Espíritu Santo sensibilice nuestros corazones ante las necesidades de las personas que nos rodean...
"Porque Dios es el que produce en vosotros así como el querer como el hacer, por su buena voluntad"
(Fil 2,13)
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