Necesitamos mantener viva la convicción de que
por medio de Jesucristo y aparte de todo mérito humano, nos hemos constituido en hijos y herederos de
Dios.
“Mas a todos
los que le recibieron (a Jesucristo), a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre,
ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Juan 1:12-13
¡Somos hijos
de Dios!
¡Somos sus
herederos!
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con
Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él
seamos glorificados”
Romanos 8:16-17
Durante nuestro trayecto terrenal nos
confrontaremos con nuestras propias debilidades y con todo tipo de
adversidades, pero son parte del proceso formativo que Dios nuestro padre
realiza en nosotros para perfeccionarnos.
“Pues tengo por cierto que las
aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que
en nosotros ha de manifestarse”
Romanos 8:18
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en
vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”
Filipenses
1:6
Nuestro destino después de la muerte no queda
confinado en el polvo; está más allá del universo, en las moradas eternas.
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos
al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la
humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el
poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”
Filipenses 3:20-21
Si Dios así te
lo ha prometido
¡Así será!
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed
también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo
os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y
os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo
estoy, vosotros también estéis”
Juan 14:1-3
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José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la
tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor,
diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
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