El
ambiente que nos rodea y bombardea es una amenaza para que nuestras prioridades
espirituales se desenfoquen del objetivo que Dios nos ha trazado.
“Porque todo lo que hay en el mundo,
los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que
hace la voluntad de Dios permanece para siempre”
1 Juan
2:16-17
¿QUÉ SUCEDE CUANDO NOS DESENFOCAMOS
DE LAS PRIORIDADES ESPIRITUALES?
Nos domina
la idea de un Dios difuso, lejano e impersonal; perdemos la fe.
No “vemos”
a Dios gobernando nuestros acontecimientos, nos sentimos a la deriva en medio
de las adversidades; todo se lo atribuimos a la “suerte”.
No digerimos
la Palabra oportuna que Dios nos da ante cada circunstancia vivida, somos
incapaces de escucharle y de tomar su consejo acertado.
Los afanes
del diario vivir nos dominan; todo lo queremos resolver de acuerdo con métodos
ajenos a la voluntad de Dios.
Los
placeres terrenales acaparan nuestra atención para abandonarnos a ellos sin
considerar las consecuencias que puedan producirse.
La duda,
la angustia y la incertidumbre nos esclavizan ante las adversidades; nos roban
la paz interior.
¿QUE HACER PARA RECUPERAR Y MANTENER
FIRMES NUESTRAS PRIORIDADES ESPIRITUALES?
La respuesta
es sencilla...
¡ORAR!
¡Necesitamos
determinación para hacerlo!
“Sed pues sobrios, y velad en oración”
1 Pedro
4:7
“Velad y orad, para que no entréis en
tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”
Mateo
26:41
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José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz
de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la
tierra”
Hechos 13:47.
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