Llevas muchos años
intentando ser buen (a) cristiano (a), pero aún no has madurado; compruebas
como tu naturaleza pecaminosa una y otra vez te vence a cada instante.
Parece que te has estancado
sin experimentar progresos
significativos, y dudas si realmente eres
un (a) hijo (a) de Dios.
Todas estas frustrantes experiencias
acumuladas hasta el día de hoy, te han
robado la FE y el GOZO. Dudas de la capacidad de Dios para producir
transformaciones en las diversas áreas de tu vida, y por ende de la eficacia de
sus promesas. Pasan los años, y te entristece el hecho de que nunca cambias a
pesar de desearlo con todo el corazón y de hacer todo lo posible para lograrlo.
Por
lo tanto...
No
te sientes satisfecho (a) de tu cristianismo.
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¿QUÉ
SUCEDE EN REALIDAD?
Lo que pasa es que aun te
encuentras en tu infancia espiritual; aun te encuentras muy lejos de
reflejar con espontaneidad las características de un (a) cristiano (a) maduro
(a)... ¡Eres como un niño que necesita crecer!
Te percatas que a pesar de los años transcurridos, aun te
falta muchísimo para alcanzar la altura del varón perfecto. Siempre te domina la ignorancia, la terquedad,
el pecado, el temor y la debilidad.
Dios te ha hecho comprender
ahora, que te encuentras en un lento proceso en el que aún no se
vislumbran los cambios radicales que deben de caracterizar a un cristiano maduro.
Dios te está haciendo
comprender, que no es por tus capacidades humanas como alcanzarás la madurez,
sino por la obra directa del Espíritu Santo obrando en tu mente, emociones y
voluntad.
¿Qué te corresponde hacer
entonces?
He aquí el consejo bíblico.
“Desechando, pues, toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién
nacidos, la leche espiritual no adulterada (La palabra de Dios), para que por
ella crezcáis para salvación”
1 Pedro 2:1-2
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la
verdad está dispuesto, pero la carne es débil”
Mateo 26:42
Estás en un proceso en el
que debes de reconocer tu ineptitud total para reunir las condiciones de un (a)
genuino (a) cristiano (a). Ten en cuenta
también de que nunca llegarás a ser un (a) SANTO (A) PERFECTO (A), el único
perfecto es Dios. Mientras habites en tu cuerpo de carne, estarás atado (a) a
tus debilidades.
Aunque durante este proceso
formativo te sientas a la deriva, ten la certeza de que no estarás solo (a),
pues la presencia de tu Padre Celestial no cesará en formarte con paciencia y
constancia.
“Estando persuadido de esto, que el que
comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”
Filipenses
1:6
No
estás a la deriva...
Dios
ha prometido no desampararte ni dejarte.
“No te desampararé, ni te dejaré”
Heb 13:5
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José Alfredo
Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque
así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las
gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
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