No se trata de ver el mundo con
pesimismo o fatalismo; pero cuando hay maldad de por medio, es imposible que
las cosas marchen bien, aunque aparentemente todo “marche sobre ruedas”.
La maldad sobre la tierra ha llegado
a su punto máximo; se proclaman leyes contrarias a la Palabra de Dios y el
pecado en todas sus formas se practica como algo normal.
Hemos llegado a un punto que es “normal”
la corrupción, el robo, la injusticia, los asesinatos, las guerras, los
atentados, la infidelidad, la inmoralidad, la degeneración sexual, la rebeldía,
las blasfemias contra Dios y su santa Palabra. En fin, un mundo totalmente
apartado de los lineamientos divinos...
¡Un mundo así, no puede estar
bien!
Estamos viviendo como en los días de Noé,
en los que la maldad había llegado a su culmen; y que como consecuencia enfrentó
un juicio de grandes dimensiones.
“Y vio Dios que la maldad de los hombres era mucha en la tierra,
y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo
solamente el mal... Y se corrompió la
tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la
tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su
camino sobre la tierra”
Génesis 6:5,11-12
Dijo nuestro
Señor Jesucristo que cuando estuviéramos viviendo como en los días de Noé, entonces
su regreso a la tierra estaría próximo. No sabemos cuándo será, pero sí sabemos
que será pronto.
Jesucristo
viene pronto por su pueblo redimido y a derramar sus juicios contra todos los
rebeldes.
“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos,
sino sólo mi Padre. Mas como en los días
de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días
antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento,
hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el
diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos
mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será
dejada.
Velad, pues, porque no sabéis a qué hora
ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese
a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por
tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la
hora que no pensáis”
Mateo
24:36-44
No perdamos
la noción de nuestra identidad celestial y de nuestra misión sobre la tierra. El
consejo de la Palabra de Dios es claro...
“No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta”
Romanos 12:2
“Baste ya el
tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en
lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables
idolatrías... Mas el fin de todas las
cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración”
1 Pedro 4:3,7
Es en medio
de este entorno profético, que nos
corresponde a TODOS los cristianos vivir conforme a las pautas de la Palabra de
Dios y a difundirla por todos los medios posibles. Lo más probable, es que a
casi nadie le importe, pero aunque así sea, nuestro deber es saturar al mundo
con la Palabra de Dios.
Si los
juicios divinos aún no han caído sobre el mundo, es porque Dios en su infinita
misericordia y paciencia continúa advirtiéndole.
“Pero los
cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra,
guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres
impíos.
Mas, oh amados, no ignoréis esto: que
para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no
retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente
para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento.
Pero el día del Señor vendrá como ladrón
en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los
elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay
serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no
debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y
apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos,
encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!”
2 Pedro 3:7-12
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José Alfredo
Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor,
diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
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