¡Malas noticias!
Ese es el
factor predominante en los medios informativos mundiales.
Temas relacionados
con escándalos financieros...
Robos... Secuestros... Asesinatos... Corrupción... Guerras... Atentados terroristas... Desastres... Violación de derechos... Y más... (Lee un periódico o mira un
noticiero. Compruébalo...)
¡Malas noticias!
Tal parece que
ya nos acostumbramos a escucharlas y a acomodarnos a ellas.
Son tantas, que
ya no nos conmueven… (Mientras no tenga nada que ver con nosotros...)
Muchos han
llegado al grado tal de esperarlas con morbo para gozarse en ellas a costa del
dolor humano.
¡Malas noticias!
El mundo NO
anda bien... Ha desechado los lineamientos de la Palabra de Dios; y mientras
continúe en esa condición, las consecuencias se irán agravando y generalizando.
Un mundo que NO
toma en cuenta a Dios en sus proyectos y acciones está destinado a su autodestrucción.
El mundo está
enfermo de “lepra”, cuyo nombre real es... ¡Pecado! ¡Qué terrible e incurable
diagnóstico!
“Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta
del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y
podrida llaga”
Isaías 1:5-6
Entonces...
¿Habrá alguna buena noticia?
Sí. La hay...
No proviene de ningún
medio informativo, ni de una persona en particular... ¡Proviene de Dios!
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el
que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y
los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”
Juan 3:16-19.
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros
pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”
Hechos 3:19.
“Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de
delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad
el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la
viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren
como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el
carmesí, vendrán a ser como blanca lana”
Isaías 1: 16-18
Ciertamente, Dios ha sido misericordioso.
Y si sus juicios todavía no se han derramado sobre
este mundo, es porque está ofreciendo su perdón incondicional a todos aquellos
que lo busquen. Estamos en el tiempo de la “amnistía” de Dios, y es de
aprovecharla.
¡Sí!
Aprovecharla,
antes que los juicios se derramen sobre el mundo entero.
“Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados
por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la
perdición de los hombres impíos. Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con
el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda
su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor
vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande
estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras
que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser
deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir...”
2 Pedro 3:7-11.
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José Alfredo Liévano.
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PENSEMOS
EN DIOS
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