miércoles, 11 de mayo de 2016

¡TODO SE LO DEBES A DIOS!


Dios te engendró con el propósito de darte una identidad espiritual. Eres su hijo (a)     ¡Existes para él!     ¡Vives para él!

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
Juan 1:12



Eres una “semilla del cielo” sembrada en esta realidad terrenal y temporal, con el propósito de germinar hacia una realidad espiritual y eterna. Se trata de un proceso de crecimiento espiritual que culminará con la muerte física.

“Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes”
1 Corintios 15: 35-36

“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.”
1 Corintios 15: 42-44

“Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.”
1 Corintios 15: 46-50



Mientras estés “aquí”, es necesario que busques por todos los medios que Dios te ofrece, el crecimiento y fortalecimiento espiritual. Te das cuenta a cada instante que estás rodeado (a) de debilidades extremas, lo que viene a indicar tu necesidad continua de Dios.

“Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada (La palabra de Dios), para que por ella crezcáis para salvación”
1 Pedro 2:2

“No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”
Mateo 4:4

“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Oración)
Efesios 6:10

“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”
Mateo 26:41



Dios te librará de las cadenas que te atan y te impiden llevar una vida de santidad.

Dios te dará la visión para que enfoques tus metas más allá de las realidades terrenales.

Dios te dará la determinación para perseverar en tu vida cristiana.

Dios te dará la determinación para que cumplas con la misión que te ha sido encomendada en el mundo.



Dios ha puesto sus ojos en ti, desde toda la eternidad; no porque lo merezcas sino porque se deleita en amarte, asignarte una misión en la tierra y concederte “un lugar” en el cielo para siempre.

“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”
Jeremías 31:3

“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.”
Jeremías 1:5

“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
Romanos 1:16-17



Dale las gracias a Dios por haber “puesto sus ojos” en ti; por salvarte por medio de Jesucristo, independientemente a tus méritos y capacidades personales...

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”
Efesios 2:8-9

“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.”
Tito 3:4-6




¡TODO SE LO DEBES A DIOS!








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