A muchas personas no les gusta leer sobre lo que voy a escribir ahora;
sin embargo, la realidad no se puede evadir, y es necesario presentarla de
acuerdo a la perspectiva bíblica. Es necesario que despertemos de nuestro “sueño”.
Cada día me convenzo que estamos viviendo en medio de las señales claras
que nos anuncian el retorno de Cristo, cuando él recoja a sus elegidos desde
los cuatro puntos cardinales de la tierra y derrame sus juicios sobre todos los
soberbios que le desafiaron con sus actos de maldad, inmoralidad e injusticia. “Mas como en los días de Noé, así será la venida
del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban
comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé
entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a
todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en
el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán
moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues,
porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor” Mateo 24:37-42. Ese tiempo está cercano. Sin embargo,
antes que los eventos descritos en el texto anterior sucedan, se incrementarán
y generalizarán las convulsiones políticas, sociales, económicas y naturales
como consecuencia de la rebeldía deliberada a los lineamientos que Dios dejó
establecidas en su Palabra. “Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el
Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad
que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es
el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá
pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será
principio de dolores” Mateo 24:5-8.
La humanidad está próxima a enfrentar consecuencias
de destrucción que ella misma provocó. (De
hecho ya se están viviendo, pero se agudizarán aún más; esto solo son los “principios
de dolores...”) La verdad es que hacia lo único que el pecado conduce es al caos y a la
destrucción. “Porque
la paga del pecado es muerte” Romanos
6:23. No se puede esperar otra cosa diferente,
¡Imposible! Es una gran mentira
alienante decir que las cosas van a mejorar a nivel mundial, si la humanidad
insiste en desafiar a Dios.
Es importante que los cristianos aprendamos a ver los acontecimientos
presentes desde la óptica de la Palabra de Dios como parte del cumplimiento profético
dado por nuestro Señor Jesucristo. “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad
vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” Lucas 21:28. No
evadamos la realidad presente, ya que el hecho de hacerlo no la cambia. No se
trata de considerar esta reflexión como un mensaje fatalista, pero la verdad es
que no se pueden negar los hechos. No es casualidad todo lo que ahora acontece,
todo se había dicho, ya estaba profetizado por nuestro Señor Jesucristo. “Ya os lo he dicho
antes” Mateo 24:25. Lo anunciado se cumplirá tal y como fue
anunciado, y todo indica que será pronto; aunque el día y la hora nadie lo sabe.
Los cristianos de la
época presente, hemos sido escogidos por Dios para que desarrollemos la misión
de difundir su Palabra por todos los medios posibles, sobre todo ahora que la tecnología nos ofrece esta gran ventaja.
Necesitamos advertir sobre los tiempos que se avecinan... Necesitamos presentar el mensaje de
salvación que solamente Jesucristo puede ofrecer... Necesitamos llamar a un arrepentimiento
genuino que se evidencie en sus frutos.
Lo más probable es que no seremos escuchados debido a la dureza de los
corazones, sin embargo es nuestro deber hacerlo aunque por ello seamos
ignorados o aborrecidos. A nosotros nos corresponde poner de nuestra parte sin
temer, pues Dios nos respaldará; estará de nuestra parte para protegernos en
medio del peligro inminente y suplir todas las necesidades.
Por tanto...
No “durmamos” como los demás.
“Mas
vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda
como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos
de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino
velemos y seamos sobrios.”
1 Tesalonicenses 5:4-6
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@JAlfredoLievano
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