Es necesario que todos los cristianos nos
pongamos bajo las órdenes incondicionales de Dios para alumbrar al mundo con
sus palabras. Se trata de decirle un “Heme aquí, envíame a mi” así como lo hizo Isaías el profeta. (Ver Isaías 6:8).
Necesitamos vivir para lo que nacimos sin avergonzarnos de ser luz en
el lugar donde Dios nos puso. Esa
es la razón por la que hemos sido creados y puestos en el mundo independientemente
al trabajo secular que desarrollemos. Estamos insertados en medio de los tiempos
finales profetizados por nuestro Señor Jesucristo, llamados por él como los “principios de dolores”; y por ende, las
adversidades diversas se acrecentarán en todas partes del mundo como resultado
de la maldad. Necesitamos urgentemente que
nuestras convicciones bíblicas se mantengan encendidas en medio de esta fiera tempestad
que azota al mundo. Hemos de ser conscientes
que vienen tiempos muy difíciles para las naciones de la tierra en las que todo
se echará a perder, pero el Señor ha prometido guardarnos en medio de
ellas. “Por
cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la
hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que
moran sobre la tierra. He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que
ninguno tome tu corona.” Apocalipsis
3:10-11. Vienen tiempos
difíciles en el que las esperanzas se perderán por completo en el reino de los
hombres; pero no para aquellos que esperamos la manifestación plena, radical,
milagrosa y repentina del Reino de Dios.
Necesitamos ver más allá de los acontecimientos
presentes, verlos como las señales
previas al regreso de Cristo.
Necesitamos ver más allá de las “nubes”... Necesitamos ver más allá de la “oscuridad”... Necesitamos velar... Necesitamos mantenernos despiertos... “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día
del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y
seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores
a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en
tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros
sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por
tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios” 1
Tesalonicenses 5: 2-6. Necesitamos
permanecer despiertos sin perder la noción de nuestra misión sobre la tierra y
para vivir de acuerdo a los principios bíblicos. Despiertos para no dejarnos influenciar por
mentes torcidas y oscuras que han cambiado la verdad de Dios por la mentira.
¡NO
DURMAMOS COMO LOS DEMÁS!
Despertemos...
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