Atención a esta palabra: “Si, pues, habéis
resucitado con Cristo, buscad las cosas
de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en
las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:1-2).
¿Qué es buscar las “cosas de arriba”? Se refiere a buscar las realidades
espirituales antes que las terrenales, a “invertir” en el “banco de los cielos”
antes que en los bancos terrenales (No estoy
hablando de dinero, que conste), es buscar lo absoluto antes que lo
relativo, es buscar nuestro destino definitivo y trascendente que se encuentra únicamente
asegurado EN Jesucristo. “No os hagáis
tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones
minan y hurtan; sino haceos tesoros en
el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no
minan ni hurtan” (Mateo 6:19-20).
Ante este mandato, hemos de entender que no se trata de descuidar o
evadir las responsabilidades terrenales, pero sí de darle prioridad en buscar
el Reino de Dios y su justicia; lo demás vendrá por añadidura, será él quien nos
abra puertas, nos de capacidades, nos ponga personas idóneas, nos de los
recursos y nos de las estrategias para asumir las responsabilidades asignadas. Todo viene de él. Por eso: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero
vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas” (Mateo 6:31-33). Se trata de ser responsables y diligentes en
nuestro trabajo terrenal, pero sin olvidar lo prioritario.
¿Qué es buscar el Reino de Dios? Es ante todo buscar prioritariamente la
acción de su gobierno en nuestro interior, es desechar todo aquello que se
oponga a su acción y permitir que su Espíritu tome el control total de nuestros
pensamientos, emociones y deseos; ¿Cómo se logra? Por medio de la oración
diaria y la reflexión bíblica diarias cuyo fruto será una renovación interna producida
por la acción sobrenatural del Espíritu Santo quien nos permitirá espontáneamente
andar EN Cristo, que es equivalente a andar EN el Espíritu, así como lo escribe
Pablo en la carta a los Romanos: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la
carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el
ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por
cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se
sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no
pueden agradar a Dios. Más vosotros no vivís según la carne, sino según el
Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene
el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos
8:5-9)
Nuestra prioridad
debe ser ante todo buscar el gobierno de Dios EN nosotros; es decirle “Venga tu Reino” así como lo dice la
oración que nuestro Señor Jesucristo nos enseñó: “Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu
reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Lucas 11:2).
Con relación al
texto que cité de Mateo, hay también otro mandato además de “buscar el Reino de
Dios” y es el de “Buscar la Justicia de Dios”.
¿Qué es buscar la justicia de Dios? Buscar la justicia de Dios, es proceder de
acuerdo a lo establecido por él en su Palabra, es buscar todos los medios
posibles para establecer sus lineamientos en el ámbito donde nos toca vivir y
proceder conforme a ellos, aunque por ello enfrentemos todo tipo de oposición.
ASÍ QUE...
Deja
de afanarte por lo inevitable,
y
deja que Dios se encargue de ello.
Tú,
busca las cosas de arriba...
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@JAlfredoLievano
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