Que Dios te ayude a NO perder la visión de sus
fieles promesas eternas por muy ilógicas e inalcanzables que éstas parezcan. Necesitas
entender ahora que para alcanzar dicha
meta es imperativo subir constantemente al “monte de la oración y la reflexión
bíblica”; será entonces como los ojos de la fe se mantendrán abiertos y las
contemplarán desde su cima, tu corazón se llenará de gozo indescriptible y tus deseos te impulsarán a luchar por ellas a
costa de lo que sea. Podrás exclamar al igual que el rey David las siguientes
palabras: “Ahora pues, Jehová Dios, tú
eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo”
(2 Samuel 7:28)
Al estar en el “monte de la oración y la
reflexión bíblica” tendrás CONVICCIÓN porque la certeza sobrenatural
del cumplimiento de las promesas eternas de Dios será un hecho contundente... Procederás con DOCILIDAD espontánea para
obedecer los lineamientos establecidos por Dios sin temer a los resultados... Recibirás ESTRATEGIAS específicas “de
lo alto” ante cada circunstancia que necesites resolver... Obtendrás DETERMINACIÓN para
esforzarte con valentía en medio de toda adversidad. (Prueba, tentación o
persecución)
CONVICCION...
DOCILIDAD... ESTRATEGIAS... DETERMINACION...
Cuatro recursos claves que has de tener en
cuenta para mantener tu visión en las promesas de Dios. Son los mismos recursos
que Dios le concedió a Josué para “ver” y conquistar la tierra prometida; un
conquistador convencido en las promesas ilógicas e inalcanzables de Dios, un
conquistador dócil a la Palabra de Dios, un conquistador procediendo de acuerdo
a las estrategias de Dios, un conquistador determinado a luchar contra toda
clase de oposición.
Tu existencia
no se limita a esta dimensión espacio-temporal. Va más
allá de lo que tus ojos físicos logran visualizar y tu mente de discernir. No pierdas
la visión de lo que esperas “más allá del sol” pero sin dejar de comprometerte con
la misión temporal que Dios te ha concedido sobre la tierra. Toma para ti, este
consejo de ánimo que el apóstol Pablo les escribió a los corintios: “Así que,
hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor
siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58). Mientras adquieres
las promesas eternas, mantente firme y constante en la misión espacio-temporal
que Dios te ha asignado. Firme y constante en la espera de los cielos nuevos y
tierra nueva donde reina la justicia. “Pero
nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los
cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas
cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles,
en paz” (2 Pedro 3:13-14)
No deseo concluir sin antes dejarte con una de las grandes
enseñanzas y promesas que nuestro Señor Jesucristo le reveló al apóstol Juan
cuando se encontraba preso en la isla de Patmos padeciendo por su causa. Son Palabras
que recibió y nos transmitió con convicción de su contenido y cumplimiento. Pídele a Dios que no deseas perder la
visión de esto que leerás...
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque
el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo
Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios,
dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo
que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su
pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte,
ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; PORQUE LAS PRIMERAS COSAS PASARON.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las
cosas. Y me dijo: Escribe; porque ESTAS
PALABRAS SON FIELES Y VERDADERAS. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y
la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente
de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y
yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los
abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos
los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es
la muerte segunda.
Apocalipsis 21:1-8
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