No permitas que tus pensamientos se saturen con
la plaga de la incredulidad, del temor y del resentimiento contra Dios. Este
tipo de plagas se contrarresta con la reflexión continua de la Palabra de Dios,
ya que su acción viva y eficaz es capaz de ejercer sobre tu mente la capacidad discernirla,
adquirir convicciones firmes en sus promesas y “ver más allá” de las relativas realidades
terrenales que te envuelven.
Créelo ahora...
Dios gobierna con justa perfección tu historia
personal, aunque no entiendas para nada sus propósitos para contigo.
Confiesa ahora sin temor a equivocarte:
“Aunque
ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo...”
Salmo 23:4
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