En días recientes y de manera
constante, Dios te ha estado recordando su FIDELIDAD a tu favor. Has comprobado
que en medio de pruebas intensas y peligros diversos, su fiel intervención ha
sido más que oportuna. Dios no desconoce tu vulnerabilidad y tendencia a ceder
ante los vientos contrarios, y por eso se solidariza contigo tendiendo su mano
ante tu débil e inexperta condición. “Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos
polvo” (Salmo 103:14). Tienes la garantía que Dios no te deja a
la deriva y que jamás lo hará.
“Y Jehová va delante de
ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te
intimides”. (Deuteronomio 31:8)
Necesitas creer que así como Dios
ha estado contigo en días soleados, grises y oscuros así lo estará siempre, aun
en medio de las crisis intensas que enfrentes en días futuros; recuerda que ninguno de nosotros está exento de
vivirlos. “En el mundo tendréis aflicción, más confiad,
yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33). Dios
intervendrá siempre en lo que eres incapaz de hacer o de adquirir. “No temáis; estad
firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros... Jehová peleará por vosotros, y vosotros
estaréis tranquilos” (Éxodo 14:13-14)
Sigue adelante y sin dudar de la
presencia fiel de Dios a lo largo de toda tu historia personal. Él te lo
recuerda ahora: “Y
he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a
todos tus enemigos...” (2 Samuel 7:9).
Así
como lo ha hecho hasta hoy, así seguirá hasta el final. Él te lo confirma ahora:
“y he aquí yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). Así será. Él te dará la fuerza y la determinación para
continuar aunque los días se vuelvan más oscuros y tempestuosos que de
costumbre.
DIOS ES FIEL, Y NO MIENTE
Así es... Da la impresión que “anochece” sobre tu
vida, como que si jamás volverá a salir el sol para ti, pero Dios te ha
prometido un nuevo amanecer. Solo basta que le creas, aunque para ello tengas
que atravesar situaciones dolorosas e incomprensibles. Solo basa que creas y
confieses lo siguiente: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal
alguno, porque tú estarás conmigo” (Salmo
23:4)
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