Estás
bajo un proceso formativo en el que Dios está perfeccionando todas las áreas de tu vida mediante diversas
circunstancias que te confrontan con tu pecado, debilidad e incapacidad. Se
trata de un proceso lento, parecido al de la germinación de una semilla, pero
con la plena seguridad que con el tiempo se convertirá en un frondoso y sano
árbol.
Al
respecto el apóstol Pablo escribe:
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena
obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”
Filipenses 1:6
Desde
el momento que le entregaste tu vida al Señor, él comenzó a llevar a cabo este
proceso formativo. Un proceso hacia la perfección.
Has
aprendido muchas cosas, pero aun te falta mucho más. Tú lo has constatado por
medio de los hechos recientes con los que te has confrontado. Aun tienes muchas dificultades que superar,
pero todo esto es parte del proceso.
Una
de las dificultades con las que te has confrontado es la superficialidad y la
falsa apariencia de tu vida cristiana. Es algo que incluso, no puedes soportar.
Te incomoda al extremo por lo incoherencia que ves entre tus hechos y tus
palabras. Amas tu vida cristiana, pero
no la vives. ¡Qué mal te sientes por
eso!, sientes que agonizas espiritualmente; sin embargo aunque no lo creas, es parte del proceso en el que
Dios permite que te confrontes contigo mismo.
Has aprendido
que no existe ningún método humano que te ayude a salir este estado de
“hipocresía” permanente.
Has aprendido
que la única “puerta de entrada” para recibir esta transformación es cuando
crees en la obra perfecta que Jesucristo hizo en la cruz a tu favor.
Has aprendido
que únicamente por medio del Espíritu Santo se puede operar ese cambio que
tanto anhelas.
Has aprendido
el valor infinito que tiene la oración al reconocer tu absoluta dependencia de
Dios.
Has aprendido
que solo el poder sobrenatural de Dios es capaz de sanar, revitalizar y
transformar tu interior.
Has aprendido que aun estás en el
proceso...
BLOG
TWITTER.
@JAlfredoLievano
1 comentario:
Okay, seguimos adelante en tu nombre Señor.
Tu vas por delante, gracias.
Publicar un comentario