viernes, 31 de octubre de 2014

SI VIVES, ES POR ALGO... ¡DESCUBRELO!

Dios nos ha encomendado a cada uno de nosotros una misión específica sobre la tierra.  La misión de iluminarla con su LUZ.

Nos dice nuestro Señor Jesucristo:

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.”
Mateo 5:14-16


¿Cómo reflejamos la luz de Cristo?

Por medio de un estilo de vida apegado a sus mandatos, por medio de las palabras de exhortación, edificación y consuelo que pronunciamos a los demás y por medio del servicio al prójimo en sus diversas áreas.
Nuestro servicio en la obra del Señor no es con el propósito de exaltarnos a nosotros mismos o buscar nuestros beneficios personales, sino todo lo contrario, es exaltar a Cristo y buscar el beneficio de los demás.

Nuestro Señor Jesucristo nos enfatiza nuestra responsabilidad de reflejar SU luz en medio un mundo que yace en tinieblas como consecuencia de la rebeldía deliberada y progresiva que hay en él.
No es verdad que “lo mejor esté por venir”, cuando la humanidad en su mayoría ha rechazado la Palabra de Dios. Es imposible que se generen consecuencias de bendición en un mundo que le ha dicho un NO rotundo a Dios.
Imposible que se generen consecuencias de bendición mientras los gobernantes de las naciones no reconozcan que deben de someterse al gobierno absoluto de nuestro Señor Jesucristo y que deben de amoldar sus leyes a la Palabra de Dios.

El mundo se encuentra a oscuras, y por eso es necesario hacer conciencia que la única forma como “la tierra será sanada” es arrepentirse de los pecados y reflejar frutos de arrepentimiento.
La exhortación y las condiciones que Dios pone están claras:

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.”
2 Crónicas 7:14

Necesitamos hacer entender al mundo que la única forma en que se librará de los juicios que vienen, es volviéndose a Dios.  ¡No hay otra forma!
Creo que la Palabra de Dios es clara al respecto, pero la mayor parte de habitantes del planeta no quiere oír pese a las advertencias. Los corazones se han endurecido y tal parece que a Dios lo han sacado de sus vidas para exponerse a un juicio de severas condiciones.

Los cristianos estamos viviendo en medio de un contexto profetizado por nuestro Señor Jesucristo, en el cual la maldad habría de llegar a su máxima expresión.
Estamos viviendo en los tiempos previos a los juicios que se derramarán sobre el mundo.

Vean la insistencia de Dios:

“Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.
Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.”
Joel 2:12-13

Dios le está dando tiempo al mundo para que se arrepienta, y nuestro deber como cristianos es insistir por todos los medios al arrepentimiento.
El mundo no mejorará si no hay arrepentimiento por parte de sus habitantes. Es imposible que Dios respalde la maldad. ¡Entiéndase bien!

Es urgente que los cristianos tomemos conciencia de esto y nos pongamos bajo las órdenes incondicionales de Dios para iluminar el mundo. ¡Es urgente y necesario!
Dios nos ha llamado a buscar a las ovejas perdidas que habitan sobre la tierra. Oremos también para que ponga mucha compasión hacia ellas, sabiduría para saber proceder y valor para enfrentarnos a todo tipo de oposición.

SI VIVES, ES POR ALGO...


José Alfredo Liévano

Twitter.  @JAlfredoLievano   

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