Ante
la situación inesperada, extraña e incontrolable que Dios ha permitido, no
discutas con él sobre su forma de proceder...
No
discutas, porque no lo entenderás mientras dure el proceso.
Ahora
no entiendes nada, será hasta después.
---------------------------.
Señor, ¿Por qué has permitido esto?
---------------------------.
Esta
ha sido la primera pregunta que le has hecho a Dios; y pienso que tienes razón,
sobre todo cuando “esto” ni siquiera lo buscaste, simplemente llegó.
--------------------------------.
No discutas con Dios.
--------------------------------.
Por
medio de ésta y otras circunstancias, Dios se ha tomado la paciente tarea de
formarte de manera incomprensible, pero él sabe cómo y para que lo hace.
Ahora
estás en el proceso...
Ahora
no lo entiendes, pero todo redundará para bien, aunque en el trayecto existan
situaciones altamente incomprensibles como la que estas pasando hoy. ¡Y vaya que sí!
No
cuestiones el trabajo de Dios en ti.
--------------------------------.
Deja que el proceso siga su curso.
--------------------------------.
No
intervengas, “no metas mano”, él sabe lo que está haciendo.
No
te echaras a perder.
Dios
no lo va a permitir, pues estás en sus manos, y todo lo que a él se le
encomienda no se arruina ni se echa a perder.
Lo iniciado en ti, Dios lo terminará con éxito.
No te angusties, no te desesperes.
Dios
sabe cuánto has clamado desde lo hondo de tu corazón, conoce tus intensas lágrimas...
Dios
sabe que eres incapaz de enfrentarte a esta situación, lo sabe muy bien.
Descansa hoy en la acción soberana
de Dios aunque pareciere que a medida que el tiempo pasa las cosas se ponen más
incomprensibles...
--------------------------------.
La situación se escapó de tus manos.
--------------------------------.
Esto
ha sido tan repentino, que no te quedó tiempo de tomar el control con tus manos...
Abandónate
hoy bajo el PODER sobrenatural y la SOBERANIA de Dios. Deja que él se encargue
de la situación que ya se te escapó de tus manos.
Nada
ni nadie es capaz de solucionar “esto”, solo Dios. Solamente extiende tus manos
a él, reconociendo tu extrema necesidad.
“Inclina, oh Jehová, tu oído, y escúchame,
Porque estoy afligido y
menesteroso...
Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas;
Sólo tú eres Dios”.
Salmo 86:1,10
José
Alfredo Liévano
Twitter:
@JAlfredoLievano
No hay comentarios:
Publicar un comentario