martes, 13 de mayo de 2014

SEÑOR, ¿POR QUE HAS PERMITIDO ESTO?

Ante la situación inesperada, extraña e incontrolable que Dios ha permitido, no discutas con él sobre su forma de proceder...
No discutas, porque no lo entenderás mientras dure el proceso.
Ahora no entiendes nada, será hasta después.


---------------------------.
Señor, ¿Por qué has permitido esto?
---------------------------.
Esta ha sido la primera pregunta que le has hecho a Dios; y pienso que tienes razón, sobre todo cuando “esto” ni siquiera lo buscaste, simplemente llegó.


--------------------------------.
No discutas con Dios.
--------------------------------.
Por medio de ésta y otras circunstancias, Dios se ha tomado la paciente tarea de formarte de manera incomprensible, pero él sabe cómo y para que lo hace.
Ahora estás en el proceso...
Ahora no lo entiendes, pero todo redundará para bien, aunque en el trayecto existan situaciones altamente incomprensibles como la que estas pasando hoy. ¡Y vaya que sí!
No cuestiones el trabajo de Dios en ti.


--------------------------------.
Deja que el proceso siga su curso.
--------------------------------.
No intervengas, “no metas mano”, él sabe lo que está haciendo.
No te echaras a perder.
Dios no lo va a permitir, pues estás en sus manos, y todo lo que a él se le encomienda no se arruina ni se echa a perder.


Lo iniciado en ti, Dios lo terminará con éxito.
No te angusties, no te desesperes.


Dios sabe cuánto has clamado desde lo hondo de tu corazón, conoce tus intensas lágrimas...
Dios sabe que eres incapaz de enfrentarte a esta situación, lo sabe muy bien.

Descansa hoy en la acción soberana de Dios aunque pareciere que a medida que el tiempo pasa las cosas se ponen más incomprensibles...


--------------------------------.
La situación se escapó de tus manos.
--------------------------------.
Esto ha sido tan repentino, que no te quedó tiempo de tomar el control con tus manos...
Abandónate hoy bajo el PODER sobrenatural y la SOBERANIA de Dios. Deja que él se encargue de la situación que ya se te escapó de tus manos.
Nada ni nadie es capaz de solucionar “esto”, solo Dios. Solamente extiende tus manos a él, reconociendo tu extrema necesidad.


“Inclina, oh Jehová, tu oído, y escúchame,
    Porque estoy afligido y menesteroso...
Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas;
Sólo tú eres Dios”.

Salmo 86:1,10


José Alfredo Liévano
Twitter: @JAlfredoLievano


No hay comentarios: