Dios
cortará repentinamente a todos los que le desafiaron con sus actitudes de soberbia, injusticia y maldad;
comenzando desde los gobernantes hasta las personas que el mundo considera “insignificantes”.
Aquí
nadie se escapará...
Nadie
quedará impune...
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Nadie podrá escapar del juicio de Dios.
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Muchos,
después de haber gozado de una aparente prosperidad, impunidad y fama
envidiable, caerán estrepitosamente al otro extremo. Serán pronto cortados para
no levantarse jamás.
Entiéndase bien, NADIE quedará
impune por mucho que intente esconderse o defenderse...
De
Dios nadie se esconde ni se burla...
Vienen
juicios devastadores para los soberbios, injustos y malos.
Vienen
juicios dolorosos y progresivos, en los que Dios les irá advirtiendo a que se
frenen, pero lamentablemente “harán oídos sordos” y proseguirán en su rebeldía deliberada.
Ninguno de los soberbios,
injustos y malos quedará en pie, porque el mismo Dios los doblegará.
Será
algo parecido a lo predicho en el libro del apocalipsis:
“Y los reyes de la
tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos,
y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y
entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre
nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y
de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá
sostenerse en pie?”
Apocalipsis 6:15-17
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Muchos no quieren oír o leer estas palabras.
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Sobre
todo aquellos que siguen justificando su maldad.
A
estas personas no les gusta que se les ponga el “dedo sobre la llaga”, y
prefieren que se les digan “palabras bonitas” en las que Dios les prometa toda
clase de prosperidad; sin embargo, es totalmente imposible que Dios respalde a alguien
que proceda en oposición continua y deliberada a sus lineamientos...
Cuando
el profeta Jeremías anunció juicios al pueblo, hubo rechazo al mensaje y desde
luego a su persona; sin embargo, era necesario que transmitiera con fidelidad
lo que Dios estaba advirtiendo. En aquella ocasión, Dios dijo por medio del
profeta:
“Yo traigo mis palabras sobre esta ciudad para mal, y no para bien”
Jeremías 39:16.
Esto es lo que pronto
comenzaremos a ver con mayor intensidad:
“La
espada de Dios” comenzará a cortar y consumir radicalmente a los soberbios,
injustos y malos. No será la “espada del hombre”, será la “espada de Dios”, y
de ella nadie se escapa...
Los
tiempos empeorarán aun más...
Vienen
tiempos durísimos, en los que la “capa de gangrena” que cubre el mundo, sea
cortada y consumida...
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La soberbia, la injusticia y la maldad traen
consecuencias.
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Por
eso, es necesario que los cristianos ADVIRTAMOS insistentemente y con claridad
que así será, a menos que haya un
arrepentimiento genuino en el cual se vean los frutos...
Estamos
viviendo en los tiempos previos al gran juicio de Dios; y es por eso que los
cristianos no hemos de desenfocarnos en la MISION encomendada. Es nuestro deber
llamar a un ARREPENTIMIENTO GENUINO comenzando en el seno de la misma Iglesia,
y que ésta cumpla con el deber encomendado por nuestro Señor Jesucristo. Aun hay tiempo de evitarlo...
“El Señor... es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.
2 Pedro 3:9
Twitter:
@JAlfredoLievano
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