Lo has comprobado...
La presión ante las tentaciones es superior a tu fuerza de voluntad.
Tú sabes con claridad que nos has de consentir ciertos pensamientos, sentimientos, deseos y acciones; sin embargo, a pesar de saberlo cedes con facilidad y espontaneidad.
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¿Qué hacer?
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He aquí el consejo oportuno de nuestro Señor Jesucristo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” Mateo 26:41.
No hay la menor duda que tienes toda la disposición de agradar a Dios con tu vida, pero descubres que eres extremadamente débil. Lo acabas de comprobar, por eso es imperativo que sin dilación de tiempo, veles y ores.
Velar, es mantener tu atención en la Palabra de Dios para que recibas siempre el consejo preventivo o correctivo según sea el caso, y así sepas con claridad que hacer y cómo proceder ante la situación que tengas por delante. Es importante que no dejes de lado la reflexión bíblica diaria. Recuerda lo que dice el Salmo 119 al respecto: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” Salmo 119:105.
Orar. Cuando oras reconoces ante Dios tus limitaciones personales y clamas con perseverancia para que su Espíritu de Poder te levante y prosigas la marcha. Necesitas orar más. Ya viste qué difícil resulta no hacerlo. Por eso el apóstol Pablo en una de sus cartas dice: “Orad sin cesar” 1 Tesalonicenses 5:17.
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No te desmotives si fallaste.
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Dios te ha hecho entender con claridad, cuán importante es depender de él. No en vano permitió que esta reflexión la leyeras precisamente ahora, cuando te has desmotivado por el tropiezo brusco y violento que te ha acontecido. Entiende bien lo que te ha dicho y toma entonces, su consejo oportuno en este preciso instante.
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El buen atleta es aquel que cuando cae se levanta, se sacude y prosigue la marcha...
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1 comentario:
Muy lindo y preciso. Dios lo siga bendiciendo.
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