Humanamente hablando, todo ya se echó a perder.
Ya no hay a quien acudir.
Ya no hay de donde sacar.
La presión aumenta ante las demandas que has de suplir en los próximos días, y no se vislumbra nada de nada. Solamente nubes oscuras, tempestuosas y destructoras.
Cada día, una gota más de dificultades que viene a afectarte no solamente a ti, sino a las personas que te rodean.
Haya sido tu culpa o simplemente seas victima de las circunstancias, no puedes evadir la realidad. Las cosas no están bien, y si ahora estás así, ¿Cómo estarás en un mes, en un año?
Ahora sí, te sientes como en una cárcel profunda cuyas puertas están selladas, y de las que nunca podrás salir.
Después de haber pensado y recapacitado sobre tu situación, ya te percataste con toda seguridad, que estás navegando en el mar de lo imposible.
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¿Qué más puedes hacer?
¡NADA!
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De nada te sirve angustiarte, pues más te hundirás. Aquí lo único que te queda, es echar mano de la FE en el Dios de lo imposible, que ORES insistentemente y que ESPERES sin cuestionar como resolverá tu problema. Entiende que estás ante un caso absolutamente imposible.
El apóstol Pablo en la carta a los filipenses, da el siguiente consejo:
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7
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