Lo
que le da razón de ser a la vida cristiana es el amor a Dios y al prójimo. Al
respecto el apóstol Pablo escribe:
Si yo hablase lenguas humanas y
angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que
retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia,
y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si
repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi
cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
1 Corintios 13:1-3
De
nada te sirve tener convicciones firmes en la Palabra de Dios...
De
nada te sirve la elocuencia para predicar o enseñar...
De
nada sirve que las palabras que transmitas impacten a los demás...
De
nada te sirve el conocimiento profundo de la Sagrada Escritura y los grados académicos
obtenidos...
De
nada te sirve toda acción sacrificada que hagas a favor de los demás...
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De nada te sirve, si no amas a Dios y a tu prójimo.
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En
cierta ocasión le preguntaron al Señor Jesús, sobre cuál era el mandato
principal de la Ley, y él respondió:
Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende
toda la ley y los profetas.
Mateo 22:37-40.
Tristemente
dentro de la iglesia del Señor se está olvidando que la razón de ser de la vida
cristiana es el amor a Dios y al prójimo. Se está cayendo en mucho activismo
religioso y muchos “doctorados teológicos”
pero carente de amor. Este es el
reproche que el Señor le hace a la Iglesia de Efeso.
Veamos:
Yo conozco tus obras, y tu arduo
trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los
que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has
sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi
nombre, y no has desmayado. Pero tengo
contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has
caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti,
y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.
Apocalipsis 2:2-5
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De nada te sirve, sino amas a Dios y a tu prójimo.
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¿Cómo
podremos amar a Dios y al prójimo? Con nuestras fuerzas y capacidades es
imposible, únicamente se logra por la acción sobrenatural del Espíritu Santo;
por lo tanto hemos de cultivar nuestra vida espiritual por medio de la oración y
la reflexión bíblica. Para que esto sea posible, debe ser nuestra acción
prioritaria de cada día. Si no lo estamos haciendo, debemos comenzar
ahora mismo.
¡Es
urgente que lo hagamos para que nuestra vida cristiana tenga sentido!
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¿Qué sucede cuando amas a Dios genuinamente?
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He
aquí algunos resultados que surgen de manera espontanea:
Experimentarás la
realidad ilimitada y el amor incondicional
de Dios.
Sentirás el deseo de
obedecer a Dios sin condiciones y de servirle aun en medio de toda oposición y
adversidad que se te presente.
Tu estilo de vida se
constituirá en ejemplo positivo y de bendición para todas las personas que te
rodean.
Te mantendrás todo el
tiempo en el centro perfecto de la voluntad de Dios.
Tendrás la plena certeza que Dios cumplirá en ti,
todas las promesas reveladas en su Palabra.
RECUERDA:
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Desarrollar tu relación con Dios debe ser a partir de hoy tu
prioridad.
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1 comentario:
Amen, Dios lo bendiga Hno.
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