Es necesario reflejar con espontaneidad una vida apegada a los principios cristianos.
¿Qué sentido tendría seguir como antes?
Nuestro Señor Jesucristo dijo:
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento.
Mateo 3:8
Arrepentirse es tomar la determinación firme de no volver atrás, y poner todo el esmero para mantenerse con dicha determinación.
Es necesario poner todo lo que esté de nuestra parte en cultivar una vida espiritual saludable; y esto se logra por medio de la oración diaria y la reflexión bíblica. Necesitamos velar y orar para no caer en tentación, pues somos muy propensos en volver atrás. ¡Qué bien lo sabemos! La experiencia habla por sí misma.
Por eso, Tomemos muy en serio el consejo de nuestro Señor Jesucristo:
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Mateo 26:41
No hacerlo equivale a entrar en un proceso de deterioro y desnutrición espiritual, en el que poco a poco se comenzarían a evidenciar los frutos de la carne con sus dolorosas y frustrantes consecuencias.
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¿Por qué llegar a ese estado tan deplorable, cuando está en nuestras manos evitarlo?
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Dios nos libre de volver atrás. Que no se haga realidad la sentencia que el apóstol Pedro escribe en su carta.
Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
2 Pedro 2:21-22
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¿Para qué llegar al nivel más bajo cuando se había llegado a las alturas?
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