El mundo que nos rodea necesita ser libre de las prisiones de la incredulidad, de la ignorancia, de los hábitos pecaminosos, de las raíces de amargura, del egoísmo y de muchas otras más.
Las rejas de estas prisiones no son físicas, pero si están en lo más profundo de los corazones. Por eso, nuestro Señor Jesucristo dijo:
Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.
Mateo 15:18-19.
Lo que estamos apreciando alrededor del mundo, son los frutos de estas actitudes que cada vez se multiplican, y por consiguiente producen más efectos negativos.
La maldad prevalece sobre toda la tierra, así como en los días de Noé, en donde todos los pensamientos eran de continuo al mal.
Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Génesis 6:5
Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
Génesis 6:12
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Los cristianos vivimos rodeados de prisiones de maldad.
¡NO HEMOS DE PERMANECER INDEFERENTES!
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Es nuestro compromiso MOSTRAR LA VERDAD al mundo para que sea verdaderamente libre.
Nuestro Señor Jesucristo dijo:
Y conoceréis LA VERDAD, y la verdad os hará libres.
Juan 8:32
Precisamente para eso hemos venido a la tierra: Hacer que todos conozcan a Cristo, que tengan un encuentro personal con él, que sean verdaderamente libres de las prisiones internas en las que se encuentran y que posteriormente testifiquen a los demás de su libertad. Así como lo hizo el ex-endemoniado gadareno. Veamos:
Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.
Marcos 5:18-20
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¿A cuántos “prisioneros” del espíritu y del alma conoces?
¿Qué haces por ellos?
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Pídele insistentemente al Señor que sea su compasión la que te impulse a cumplir con tu deber con estas personas.
¡Es necesario que lo hagas!
No olvides que todos los cristianos, hemos de ser continuadores de la misión que Cristo nos ha delegado.
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.
Lucas 4:18-19
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