miércoles, 27 de junio de 2012

PROPAGUEMOS LA VERDAD.

Jesús es la VERDAD. El mismo lo afirmó con claridad:

Yo soy el camino, LA VERDAD y la vida.
Juan 14:6

Esto quiere decir que todo el contenido de su enseñanza es la única digna de credibilidad.
No existe otra fuente de verdad que podamos consultar. No hay otra.
No existe otro parámetro de verdad en el cual podamos creer, confiar y transmitir. Por eso, a medida que nos sumergimos en las infalibles enseñanzas de Cristo, somos libres de la ignorancia y del error. El mismo lo dijo:

Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Juan 8:32

El mundo necesita salir de la ignorancia y del error en el que se encuentra esclavizado; y nosotros los cristianos somos los comisionados para propagar la UNICA VERDAD revelada en Jesucristo.

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Propaguemos LA PALABRA de Dios.
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Hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. 

Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,  la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.

Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.  Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.  

Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,  lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.  En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
1 Corintios 2:6-16

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