viernes, 20 de abril de 2012

AHORA, CUANDO TU FE FLAQUEA.

Acuérdate de los milagros oportunos y específicos que has visto a lo largo de tu vida,  para que tu fe se fortalezca en el Dios de lo imposible.
Acuérdate también que cuando has reflexionado en la Palabra de Dios, siempre has recibido el consejo que necesitas para ese momento oportuno; lo que viene a confirmarte su cercanía y veracidad absoluta.

----------------------------.
Son tantas las evidencias palpables que no permiten dudar.
Acuérdate...
----------------------------.

No dejes ahora, que las circunstancias adversas amenacen tus convicciones en el Dios de lo imposible, cercano y verdadero.
No dejes que la incredulidad contribuya a perder de vista lo que Dios te ha ordenado hacer.

Ahora es cuando tu fe ha de mantenerse constante aunque las tempestades arrecien con toda su fuerza. Tú no sabes cuantas situaciones adversas más, están a la “vuelta de la esquina”. No sabes cómo y dónde se presentarán, pero independientemente a su fuerza, debes de mantenerte constante en tu fe.

Ahora es cuando debes de poner todo tu empeño en esforzarte en lo que Dios te ha encomendado. ¿Quién ha dicho que el esfuerzo es fácil? No olvides que el esfuerzo se desarrolla cuando vas “cuesta arriba”.

Ahora es cuando debes de poner toda tu atención a la Palabra de Dios, para que sus consejos oportunos te fortalezcan en estos momentos críticos.

Termino esta reflexión con el testimonio de un hombre que se mantuvo fiel y constante en medio de toda situación crítica. Me refiero al gran apóstol Pablo.

Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.
Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

Hechos 20:18-24

----------------------------.

CORREO ELECTRONICO:

TWITTER:
-----------------------------------.

1 comentario:

PORTAL EVANGELISMO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.