No perdamos la noción de nuestra responsabilidad primaria en el lugar donde Dios nos ha permitido vivir.
Supuestamente, si nos llamamos cristianos, es porque siempre estamos propagando la doctrina de Cristo y la practicamos con espontaneidad.
No hay duda que las influencias anticristianas son cada vez más acentuadas en medio de nuestras sociedades, y por eso necesitamos contrarrestarlas aunque por ello recibamos burla, rechazo o cualquier tipo de oposición.
No podemos permanecer indiferentes ante tal situación...
Todos somos responsables de hacer algo “desde nuestra trinchera”.
PREGUNTATE Y RESPONDETE CON SINCERIDAD:
¿Qué estoy haciendo para reflejar a Cristo en donde estoy ahora?
¿Cómo es mi testimonio cristiano ante las personas que me conocen?
¿Estoy siendo motivo para que los demás busquen a Dios?
¿Predico con el ejemplo de una vida íntegra?
¿Exhorto a los demás al arrepentimiento genuino y que le entreguen su vida a Jesucristo?
¿Transmito las Palabras de Vida reveladas en la Sagrada Escritura?
Ya no debemos seguir la corriente de la mayoría...
Si nos llamamos cristianos, entonces, hablemos y reflejemos lo que en realidad somos: ¡CRISTIANOS!
No podemos continuar a lo largo de nuestra existencia con un cristianismo “de nombre”, un cristianismo aparente.
Es necesario actuar...
¡Ya es tiempo que demos frutos!
¡Ya es tiempo que glorifiquemos a Dios!
Recuerda las palabras que nuestro Señor Jesucristo nos transmite con claridad:
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Juan 15:8
Si nos llamamos cristianos, entonces, manos a la obra.
Hay trabajo de sobra...
Hay mucho que hacer ahora...
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