martes, 1 de noviembre de 2011

¿Y SI PECAREMOS VOLUNTARIAMENTE?

Hay de aquellos que con frialdad deliberada planifican hacer algo que Dios no les ha permitido...
Bien saben que no deben de hacerlo, y aun así insisten en proceder...

¡CUIDADO!

Aun hay tiempo para desistir y seguir el rumbo correcto...
No hay justificaciones para pecar, ni siquiera argumentando nuestra propia debilidad...
En ningún momento ni bajo ninguna circunstancia, la Palabra de Dios justifica el pecado.
El hecho que Cristo haya pagado por todas nuestras faltas en la cruz, no nos da licencia para pecar. Es cierto que él nos perdona, pero si aun insistimos en lo mismo,  las consecuencias se producen a corto o largo plazo...

Al respecto la palabra de Dios afirma lo siguiente:

Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
Hebreos 10:26-27

Cuidado con pecar deliberadamente...
Si tú sabes que NO has de proceder de alguna manera, y aun así sabiéndolo procedes, entonces enfrentaras las consecuencias de tu pecado.
No culpes a Dios de lo que te acontezca posteriormente...
Tu sabes que NO has de has de proceder así...
Las pautas ya las tienes, así como también la advertencia que estas recibiendo ahora...

Ahora tienes tiempo de frenar y dar el giro que Dios te está pidiendo dar. Mira que grande e infinita es su misericordia que no quiere verte sufrir por las consecuencias de tus malas decisiones y acciones...
Mira como insiste...
Es tu Padre que con palabras amorosas te lo  advierte...
Piénsalo bien, ahora que tienes la oportunidad.
¿Por qué cosechar lágrimas?

Lo más seguro que alguien que lea estas líneas, ya comenzó a ver las consecuencias amargas de lo que implica pecar deliberadamente; pero aun todavía está a tiempo que las cosas no empeoren.
Aun está a tiempo, si toma la decisión de cambiar de actitud.
Si alguien está pasando por esta situación:

Reconozca delante de Dios que ha fallado.

Pídale perdón de todo corazón, con el firme propósito de no volver a incurrir en lo mismo.

Incremente más su tiempo de oración para luchar contra su incredulidad, cobardía, mal carácter, egoísmo y todas aquellas tendencias pecaminosas que le dominan.

Expóngase a la Palabra de Dios para recibir los lineamientos específicos que necesite poner en práctica para cada situación que enfrente.

Es necesario que pongas de tu parte a partir de este momento...
Es urgente.

Dios es capaz de hacer nuevas todas las cosas...
Puede renovar todo aquello que ahora está destruido como consecuencia de la desobediencia a su voluntad, pero es necesario proponerse en no propiciar aquello que bien sabemos que no es correcto...
Tú sabes de qué se trata...


De nada sirven los complejos de culpa, si no tienes la disposición de cambiar definitivamente.


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