domingo, 18 de septiembre de 2011

¡COMO DUELE LA JACTANCIA!

Dios derriba y rompe nuestras fortalezas para que aprendamos a no depender de ellas, sino únicamente de él...
Lo hace para que no nos jactemos de nuestras capacidades en medio de los triunfos que logramos...
No nos olvidemos de nuestra vulnerabilidad, pero también es necesario que seamos responsables y diligentes en todo lo que llevemos a cabo.

Ante el reto que tienes ahora por delante, recuerda que aunque sepas como proceder y todo te resulte fácil, tú dependes de Dios...
Si él no está de por medio y no le das los meritos que se merece, entonces fracasarás aunque todo lo tengas a tu favor.
De nada te servirá tu experiencia y los recursos que posees...
Dios da lecciones de humildad a aquellos que piensan que son totalmente autosuficientes...
Siempre vas a necesitar de Dios...

Por eso:
Cuando crezcas...
Cuando te hagas fuerte...
Cuando des muchos frutos...
Cuando recibas la admiración de los demás...
Cuando seas de renombre...
Cuando eso suceda, mantén los pies sobre la tierra, jamás te exaltes o vanaglories. Mantente siempre humilde...  
Mucho cuidado...
Dios desecha a los soberbios.
No sea que Dios te recuerde, quien eres en realidad, poniéndote en una posición que no te haga olvidar tu condición de criatura...
Veamos algunas referencias bíblicas que nos lo recuerdan:

Mas la persona que hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero, ultraja a Jehová; esa persona será cortada de en medio de su pueblo.
Números 15:30.

El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco.
Proverbios 8:13

Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.
Proverbios 16:18

La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día.
Isaías 2:11

Tiempo y espacio faltaría para seguir escribiendo referencias bíblicas que respaldan lo que escribo, pero con las anteriores más que suficiente.

¡Qué cara se paga la vanagloria!
¡Cómo duele la jactancia!
Vaya que sí...

Muchos pensaron que jamás pagarían el precio de su soberbia, pero con el tiempo comprobaron lo contrario.
¡Qué grandes lecciones de humildad nos da el  Señor!
Aprendamos de ellas...
¿Por qué no entenderlo antes que sea demasiado tarde?

Si has llegado hasta donde estás, es porque así lo ha querido Dios.
No ha sido por tu decisión, méritos o capacidades...
Eso bien lo sabes...
Jamás te atribuyas los méritos...
La gloria es única y exclusivamente para Dios...

No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria...
Salmo 115:1

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1 comentario:

Anónimo dijo...

excelente reflexion..aveces nos falta reconocer que todo todo lo que poseemos viene de Dios..