No basta tener convicciones
firmes en la Palabra de Dios; sino que necesitamos tener corazones sensibles ante
las necesidades del prójimo.
“Hermanos
míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá
la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen
necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en
paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el
cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en
sí misma”
Santiago 2:14-17
La convicción en la Palabra de Dios debe reflejarse con
espontaneidad en el amor al prójimo.
De nada sirve “llenarse la cabeza” del conocimiento
bíblico, si no se lleva a la práctica el mandato fundamental de nuestro Señor
Jesucristo:
“Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas,
y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”
Lucas 10:27
En nuestras capacidades
humanas, es imposible practicar el amor como Jesucristo lo manda...
“Pero a
vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que
os aborrecen; bendecid a los que os
maldicen, y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla,
preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le
niegues”
Lucas 6:27-29
“Porque si
amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman
a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito
tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos
de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores
prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros
enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro
galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los
ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es
misericordioso”
Lucas 6:32-36
Sin duda alguna, somos
conscientes que el amor debe ser el ingrediente fundamental que ha de regir nuestro
estilo de vida, pero que en nuestras fuerzas humanas somos incapaces; es por
ello que hemos de orar insistentemente para que el Espíritu Santo nos impulse a
reflejar sus frutos con espontaneidad.
“Mas el fruto
del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza”
Gálatas 5:22-23
Será así como el mandato
del amor tendrá sentido en todo lo que hagamos.
“Sed pues
imitadores de Dios como hijos amados; y andad en amor, como también Cristo nos amó,
y se entregó a sí mismo por nosotros”
Efesios 5:1-2
“El que dice
que permanece en Cristo,
debe andar como él anduvo”
1Juan 2:6
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José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he
puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo
último de la tierra”
Hechos 13:47.
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