Llega un momento
en tu vida,
en el que te confrontas con tu verdadera realidad; en el que te percatas de tus
extremas limitaciones y de la incapacidad total de “ser bueno” con tus propios esfuerzos.
Llega un
momento en tu vida, en el que comprendes que de nada te sirve
conocer a la perfección las verdades profundas de la Biblia, si no existe
coherencia entre el “saber y el hacer”.
Llega un momento
en tu vida,
en el que reconoces que sigues siendo el mismo pecador de siempre, que tus
debilidades y pecados son como terribles aguijones que te recuerdan tu real
condición desaprobada delante Dios.
Llega un
momento en tu vida, en el que comprendes que jamás
encontrarás fuera del evangelio de Jesucristo, respuestas claras y concretas
con respecto a tu condición pecaminosa.
Llega un
momento en tu vida, en el que comprendes que hay “cero soluciones” a tus diversos
problemas internos, a menos que te acojas a la amnistía misericordiosa que Dios
ofrece por medio de Jesucristo; que de nada sirve esforzarte en edificar tu
vida cristiana, valiéndote de tus propios medios o “méritos” humanos.
Llega un
momento en tu vida, en el que comprendes que sin la GRACIA
incondicional de Dios, eres incapaz de frenar las consecuencias que generan tus
acciones pecaminosas.
Llega un
momento en tu vida, en el que comprendes que sin al PODER
de Dios eres incapaz de transformarte en una efectiva luminaria que refleje con
espontaneidad la LUZ de Cristo en todo momento y lugar.
Llega un
momento en tu vida, en el que comprendes que la fuente
eterna de la gracia, de la misericordia, del perdón, de la salvación, de la restauración,
de la paz y de la Vida Eterna está únicamente en Jesucristo.
Llega un
momento en tu vida, en el que comprendes que para Dios
no es demasiado tarde para llevar a feliz término sus propósitos eternos en tu
vida.
---------------
“Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios
a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”
Juan 3:16-18
----------------------.
José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque
así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las
gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
Usa tus redes
sociales para ese propósito...
------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario