Nuestra permanencia sobre la tierra
dura tan solo un instante; aquí estamos “de paso”, nada más. Muchos lo han olvidado aferrándose a los espejismos
y pretendiendo echar raíces en ellos.
El tiempo corre veloz, y cada día
transcurrido es uno menos de vida terrenal; se trata de una verdad innegable
que hemos de aceptar.
Comprendamos que cualquier cantidad “enorme”
de años que nos resten sobre la tierra, son “una nada” comparados con la
eternidad que nos espera.
Pensar en nuestra condición
transitoria y efímera no debe producir miedo, sino ESPERANZA de que un
día experimentaremos la vida plena que Jesucristo nos ofrece por toda la
eternidad.
NUESTRA
ESPERANZA NO ESTA EN LA TIERRA
¡Nuestra
esperanza está en los cielos!
“Pero nosotros esperamos, según sus
promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo
cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser
hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz”
2 Pedro
3:13-14
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José Alfredo
Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor,
diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
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