El mundo se
encuentra cautivo bajo las garras del mal, no porque Dios así lo haya
dispuesto, o porque sea incapaz de frenarlo, o porque le sea indiferente.
El mundo se encuentra así porque el ser
humano decidió decirle NO a Dios.
Al respecto
escribe el apóstol Pablo:
“Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se
hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de
imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
Por lo cual también Dios los entregó a la
inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron
entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la
mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual
es bendito por los siglos. Amén.
Por esto Dios los entregó a pasiones
vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra
naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la
mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos
vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución
debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios
los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando
atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad;
llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;
murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios,
altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales,
sin afecto natural, implacables, sin misericordia”
Romanos
1:21-30
Todas las desgracias que se
viven ahora sobre la faz de la tierra, son las consecuencias por vivir
separados de él; y mientras el tiempo avance todo se irá degenerando.
Ante tal deprimente
situación, Dios continúa ofreciendo la libertad por medio de Jesucristo, pero a
nadie le importa en su mayoría. Dios
le ofrece su ayuda al mundo, pero el mundo la rechaza abiertamente, prefiere
seguir atado a las cadenas que le llevarán a su propia destrucción.
Antes de
derramar sus juicios, Dios quiere “que todos
procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9) pero a cambio de tal invitación, hay rechazo y burla. Si el mundo sigue
así, lo que le espera es un severo juicio divino de grandes dimensiones; él así
lo dice: “Proferiré mis juicios contra los que me
dejaron” (Jeremías 1:16) Todo lo tiene preparado para el momento
señalado...
AUNQUE PAREZCA TARDAR...
¡DIOS HARA JUSTICIA!
“El Señor no
retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente
para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento.
Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la
noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos
ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán
quemadas.
Puesto que todas estas cosas han de ser
deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir,
esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los
cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se
fundirán!
Pero nosotros esperamos, según sus promesas,
cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh
amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados
por él sin mancha e irreprensibles, en paz”
2 Pedro
3:9-14
---------------.
José Alfredo
Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor,
diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
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