¡Ya la viste...!
Ves como una enorme y furiosa corriente de aguas caudalosas
que amenazan destruir la “tierra” que habías sembrado, y que estaba comenzando
a crecer.
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Nadie puede detener lo que ves venir.
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Y... obviamente nada puedes hacer.
La verdad es que ya no se puede detener; y si no se puede, debes
esperar únicamente en Aquel sí puede hacerlo.
No te angusties.
Es aquí cuando la paz de Dios que sobrepasa todo
entendimiento, debe gobernarte. Esto se logra orando. Toma al pie de la letra
el siguiente consejo: “Por nada estéis afanosos, sino
sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4: 6-7.
No tengas miedo.
Acude a la Palabra de Dios. El te hablará para reafirmar sus
promesas, para darte el consejo y la orientación oportuna que necesites. No hay
razón para tener miedo, sobre todo cuando Dios mismo te da la palabra precisa
que necesitas escuchar. El no puede contradecirse, no te mentirá: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para
que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”. Números 23:19.
Enfócate en obedecer a Dios y en trabajar para él.
Dios no respalda a aquellas personas que desechan sus
lineamientos y viven para ellas mismas. No tiene sentido vivir así; nuestro
Señor Jesucristo lo dice: “El que no es conmigo, contra
mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”. Lucas 11:23.
Ten en cuenta estos
tres consejos sencillos pero a la vez
profundos y eficaces.
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¡No te hundirás!
En el momento justo, Dios te ayudará.
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1 comentario:
GLORIA A DIOS!!!
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