La
vida terrenal es un proceso de "gestación"
en el cual nos formamos para la VIDA ETERNA; mientras este proceso dure, habrán
limitaciones, estrecheces y sufrimientos hasta que llegue el momento en el que
a través de “los dolores de parto” de
la muerte lleguemos a ser partícipes de la HERENCIA DEFINITIVA en Cristo.
“Pues tengo
por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la
gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”
Romanos
8:18
“Más nuestra ciudadanía está en los cielos,
de donde esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”
Filipenses
3:20
Nuestra
mente finita no logra comprender, ni nuestra lógica explicar tan grande
privilegio; únicamente logra discernirse con la LUZ de la FE dada por el
Espíritu Santo.
“El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y
si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es
que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos
glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no
son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”
Romanos
8:16-18
Necesitamos
que el ESPÍRITU SANTO en nosotros, nos dé la firme y permanente convicción de que hemos sido creados por Dios con
propósitos ETERNOS, y no temporales.
SOMOS HIJOS DE DIOS Y CIUDADANOS DE SU REINO.
Los
cristianos tenemos la firme certeza de que al morir, nuestra existencia no se
extinguirá, sino que será transformada en una condición espiritual totalmente
opuesta a la terrenal.
Seremos semejantes a Cristo.
“Amados,
ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es”
1 Juan 3:2
Experimentaremos la ausencia total de sufrimiento.
“Enjugará
Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más
llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”
Apocalipsis
21:4
Tendremos una habitación celestial permanente.
“Porque
sabemos que si nuestra morada terrestre, este cuerpo, se deshiciere, tenemos de
Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos”
2
Corintios 5:1
-----------
Sin embargo,
faltan las palabras para describir lo que realmente veremos o haremos cuando
hayamos traspasado las fronteras de nuestra existencia actual.
“Antes
bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en
corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman”
1
Corintios 2:9
NO HAY RAZÓN PARA TEMER A LA MUERTE.
Al
respecto, nuestro Señor Jesucristo dice...
“No se
turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi
Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a
preparar lugar para vosotros.
Y si me
fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que
donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el
camino.
Le dijo
Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,
sino por mí”
Juan
14:1-6
------------------
José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque
así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las
gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
Usa tus redes sociales para ese propósito...
------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario