Al tener un encuentro personal con Dios... Adquieres convicciones firmes de su
realidad viva y eterna manifestada en la persona de Jesucristo, el VERBO de
Dios manifestado en carne; adquieres la convicción de que Jesucristo es la Palabra
audible y visible de Dios, no existiendo otra revelación adicional de su Verdad.
Al tener un encuentro personal con Dios... Mantienes el deseo intenso de exponerte en todo
momento a su Palabra, dándote convicciones firmes en su contenido y el
discernimiento necesario para dar los pasos adecuados en los diversos acontecimientos de tu vida; su
Palabra le da un sentido profundo y diferente a tu existencia y se constituye
en tu dirección oportuna y directa ante cada circunstancia.
Al tener un encuentro personal con Dios... Adquieres la convicción de que vives por él
y para él. Tu vida adquiere sentido, porque sabes que de Dios vienes y hacia él
vas... ¡Tienes tu destino asegurado!
Al tener un encuentro personal con Dios... Tus sentimientos son transformados por la
acción sobrenatural de su Espíritu, impulsándote a amar como él ama, aun a
aquellas personas que te resultan insoportables o te han herido profundamente.
Al tener un encuentro personal con Dios... Obedeces con espontaneidad sus enseñanzas y
a la vez experimentas el intenso deseo de difundir su Palabra por todos los
medios posibles a tu alcance.
Al tener un encuentro personal con Dios... Vives con la certeza de que su presencia
activa te envuelve en todo momento; la angustia que produce el temor al futuro
y a la muerte se disipa. Atraviesas con paz y seguridad el camino que te falta
por recorrer sobre la tierra.
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“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos
visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos
tocante al Verbo de vida (porque la vida
fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida
eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos,
para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión
verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os
escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. Este es el mensaje que hemos
oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él”
1 Juan 1:1-5
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José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque
así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las
gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
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