El mensaje espiritual que difundamos al mundo, debe estar siempre respaldado por la palabra de Dios; es nuestro deber hacerlo aunque a nadie le interese, aunque sintamos que lanzamos el mensaje al vacío, aunque todos cierren sus oídos. Al respecto, Jeremías escribió... "¿Quién me va a oír, si les hablo y les doy este aviso? Tienen tapados los oídos, Señor, y no pueden escuchar; se burlan de tu palabra, no les agrada" (Jr 6,10)
Todos los hijos de Dios estamos llamados a ser medios de difusión del evangelio hacia todos los rincones de la tierra, y más ahora con los recursos de tecnología que disponemos... "Porque así nos mandó el Señor diciendo: Te he puesto como luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra" (Hech 13,47) Después nadie tendrá excusa para decir que no lo recibió. Dice Jesús... "Ellos no tendrían ninguna culpa, so yo no hubiera venido a hablarles. Pero ahora no tienen disculpa por su pecado" (Jn 15,22)
No nos dejemos intimidar por los que rechazan a Dios; no neguemos nuestra identidad de hijos de Dios ante el mundo que nos rodea. Dice Jesús... "Si alguien se declara a mi favor delante de los hombres, yo también me declararé a favor de él delante de mi Padre que está en el cielo; pero el que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo" (Mt 10, 32-33)
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