Habitamos en un mundo inestable, descontrolado y peligroso en donde la incertidumbre prevalece progresivamente, y más ahora cuando enfrenta una de las peores crisis de su historia: La pandemia del COVID-19 con sus consecuencias de muerte, quiebra financiera, pobreza y escasez.
Por mucho que los gobiernos y líderes mundiales intenten erradicarlo, más se prolifera hasta en el último rincón del planeta.
Alguien en una ocasión escribió:
No deja de asombrar que un microorganismo tan imperceptible haya puesto de rodillas a los líderes mundiales causando daños irreversibles en la vida de las personas y en la economía mundial.
Tal parece que se están cumpliendo aquellas proféticas palabras que nuestro Señor Jesucristo pronunció.
... y habrá pestes, y hambres... y todo esto será principio de dolores.
Mateo 24,7-8
De acuerdo con las palabras de Jesucristo, estamos viviendo el principio de una serie de calamidades sucesivas y dolorosas, pero no porque Dios así lo haya dispuesto, sino por las consecuencias que la humanidad ha generado con su galopante desobediencia hacia los principios divinos.
¿ES EL COVID-19 UN
JUICIO DIVINO?
El mundo enfrenta juicio como consecuencia de la rebeldía deliberada contra la voluntad de Dios; y es en este contexto donde los cristianos estamos viviendo y enfrentando; sin embargo, quienes creemos en Dios y le obedecemos, tenemos la certeza de su protección completa, de su respaldo en el cumplimiento de nuestra misión y de su provisión oportuna.
El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente... El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora... No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya.
Salmo 91, 1.3.5-6.
Es en medio de este entorno de juicio severo en el que Dios nos ha establecido para que lo iluminemos con la LUZ de Jesucristo y hagamos un llamado a una genuina conversión, comenzando con nuestro ejemplo de vida cristiana.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo 5,16
Pongámonos bajo las órdenes de Dios para ser potentes antorchas de su LUZ en medio de este contexto de juicio mundial; será él quien nos conduzca y establezca en diversos lugares claves para tal propósito.
Pidámosle que nos dé sabiduría, fuerza y determinación para avanzar aunque no veamos nada factible a nuestro alrededor.
No temamos. Dios dará la orden para que todos nuestros acontecimientos se subordinen a sus propósitos en cada tiempo y lugar.
No temas... cuando cruces por las aguas, yo estaré contigo, la corriente no te anegará; cuando pases por el fuego, no te quemarás, la llama no te abrasará.
Isaías 43, 1-2
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