Sabemos
que frecuentemente obramos mal, que no procedemos de la manera que Dios nos ha
señalado en su Palabra; sabemos que por tal razón estamos expuestos a enfrentar
consecuencias irreversibles, pero nuestras necedades y debilidades nos llevan a
proceder de esa manera.
El
apóstol Pablo nos recuerda esa situación por la que tendemos atravesar...
“Porque
lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco,
eso hago... De manera que ya no soy
yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto
es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no
el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso
hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en
mí... Porque según el hombre
interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que
se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado
que está en mis miembros”
Romanos 7:15, 17-20, 22-23
Es por
tal razón que necesitamos depender totalmente del Poder Transformador de Dios
sobre nuestros deseos y voluntades; ya comprobamos que en nuestras fuerzas
somos incapaces y que no poseemos ninguna acción meritoria para alcanzarla.
Todo es por su Gracia.
“Bástate
mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”
2 Corintios 12:9
Dios es
paciente contigo, porque aun en medio de este proceso te está enseñando a
depender absolutamente de su Gracia y de su Poder; él sabe que no puedes
superarte en tus fuerzas, cualquier esfuerzo personal resulta vano.
Únicamente Dios es quien
puede poner en ti, tanto el QUERER como el HACER; solamente él...
“Porque
Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena
voluntad”
Filipenses 2:13
Es ahora
cuando tu única oración es clamar por la ayuda de Dios, nada más; es
abandonarte bajo su Gracia, su Misericordia, su Poder y su Soberanía. Cualquier
mérito o capacidad de tu parte sale sobrando.
----------------------.
José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la
tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor,
diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
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