Dios
te creó para él, para que sus propósitos eternos se cumplieran en ti; sin
embargo, lo olvidaste tomando decisiones que no convenían y procediste
deliberadamente en contra de su voluntad.
Con el
paso del tiempo y después de haber recorrido muchos senderos equivocados, las
consecuencias te llevaron por rumbos áridos e improductivos; reconociste tu
error y tomaste la decisión de enmendar tu vida.
Tomaste
la decisión de superar el tiempo perdido, y a partir de ese momento te
comenzaron a suceder una serie de acontecimientos extraños e inaceptables que
se constituyeron como parte del proceso divino de restauración.
“Y sabemos
que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los
que conforme a su propósito son llamados.
Porque a
los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes
a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los
que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también
justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
Romanos
8:21-31
PARA DIOS NO ES DEMASIADO TARDE.
Reflexiona
un poco sobre lo que Dios está permitiendo ahora durante este “proceso” de reintegración a sus propósitos;
si te fijas, se han producido una serie de eventos “casuales” y diversos que se han estado repitiendo en tus
acontecimientos con el fin de favorecerte a “largo
plazo”, aunque por ahora no lo consideres así; no es suerte que “esas puertas selladas” que durante
tiempo habían permanecido así, ahora se hayan comenzado a abrir; fíjate como a
medida has ido caminando, han aparecido personas claves que te ayudan a
avanzar; fíjate como de maneras inesperadas recibes la provisión que necesitas.
¡Atención!
¡Todo es parte del proceso divino!
Ahora comprendes
que en todo ha estado “la mano de Dios”
interviniendo a tu favor, que en ningún momento te ha dejado a la deriva... ¡Y así lo continuará haciendo! ¡No
quedarás a la mitad del proceso!
No tengas
miedo de seguir las indicaciones de Dios que diariamente recibes de manera oportuna;
da los pasos de fe que te demande dar, pero un día a la vez. No trates de “correr” para ganar el tiempo perdido,
porque así, nada vas a lograr... ¡Paciencia!
Aprende
a “ver” con los ojos de la fe la presencia soberana y poderosa de Dios en medio
de toda circunstancia (incluyendo las presentes).
Olvídate
de tus temores infundados; Dios enviará oportunamente a sus ángeles para
ayudarte ante cada paso que des (es más,
ahora lo está haciendo).
Avanza
por la senda en la que Dios te ha colocado, emplea los recursos que ha puesto
en tus manos y proyecta continuamente su LUZ hacia toda dirección, sea cual sean
las circunstancias por la que estés atravesando.
Aplica para ti, esta Palabra dicha por Dios...
(No es casualidad que la hayas recibido)
“He aquí yo
estoy contigo, te guardaré por donde quiera que fueres... porque no te dejaré hasta que haya hecho
lo que te he dicho”
Génesis
28:15
------------------
José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque
así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las
gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
Usa tus redes sociales para ese propósito...
------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario