miércoles, 16 de mayo de 2018

LLEGA UN MOMENTO EN TU VIDA...


Llega un momento en tu vida, en el que te confrontas con tu verdadera realidad; en el que te percatas de tus extremas limitaciones y de la incapacidad total de “ser bueno” con tus propios esfuerzos.



Llega un momento en tu vida, en el que comprendes que de nada te sirve conocer a la perfección las verdades profundas de la Biblia, si no existe coherencia entre el “saber y el hacer”.



Llega un momento en tu vida, en el que reconoces que sigues siendo el mismo pecador de siempre, que tus debilidades y pecados son como terribles aguijones que te recuerdan tu real condición desaprobada delante Dios.



Llega un momento en tu vida, en el que comprendes que jamás encontrarás fuera del evangelio de Jesucristo, respuestas claras y concretas con respecto a tu condición pecaminosa.



Llega un momento en tu vida, en el que comprendes que hay “cero soluciones” a tus diversos problemas internos, a menos que te acojas a la amnistía misericordiosa que Dios ofrece por medio de Jesucristo; que de nada sirve esforzarte en edificar tu vida cristiana, valiéndote de tus propios medios o “méritos” humanos.



Llega un momento en tu vida, en el que comprendes que sin la GRACIA incondicional de Dios, eres incapaz de frenar las consecuencias que generan tus acciones pecaminosas.



Llega un momento en tu vida, en el que comprendes que sin al PODER de Dios eres incapaz de transformarte en una efectiva luminaria que refleje con espontaneidad la LUZ de Cristo en todo momento y lugar.



Llega un momento en tu vida, en el que comprendes que la fuente eterna de la gracia, de la misericordia, del perdón, de la salvación, de la restauración, de la paz y de la Vida Eterna está únicamente en Jesucristo.   



Llega un momento en tu vida, en el que comprendes que para Dios no es demasiado tarde para llevar a feliz término sus propósitos eternos en tu vida.


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“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”

Juan 3:16-18






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José Alfredo Liévano.

MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!


Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra
Hechos 13:47.


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