Exponerse a la
enseñanza bíblica es de vital importancia para adquirir convicciones firmes en la
realidad de Dios revelada en Cristo, en la doctrina que hemos de atesorar, en los
lineamientos que hemos de practicar y en las promesas que hemos de creer. “Toda la Escritura
es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16).
Todo
lo que Dios quiere que conozcamos se encuentra en una única revelación: ¡La
Biblia! No existe otro libro adicional ni otra nueva “verdad” revelada. Ya todo
está dicho. “Mas
si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente
del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora
lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido,
sea anatema” (Gálatas 1:8-9).
Además de conocer el contenido de la Palabra de
Dios, es importante transmitirlo. Dios nos ha escogido para que seamos
portadores de sus palabras al mundo, para que seamos sus mensajeros en medio
del entorno que vivimos. “Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto
para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de
la tierra” (Hechos 13:47).
Es necesario interpretar bajo la revelación de Dios, los acontecimientos
actuales para dar la enseñanza certera y adecuada.
¡Necesitamos
conocer la Verdad que libera al mundo!
¡Necesitamos
conocerla para enseñarla!
Vivimos en
medio de un entorno de maldad extrema cuyas consecuencias se respiran por
doquier; es nuestro deber contrarrestarla con la exposición de la Verdad;
necesitamos hacerlo con convicción, eficacia, valentía y fidelidad. Es necesario que el
mundo la conozca. “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Somos los responsables de mostrarla; por eso,
hemos de conocerla y asimilarla. Necesitamos dedicar tiempo para exponernos a
su contenido para que nuestras mentes sean iluminadas por su acción sobrenatural.
“La exposición de
tus palabras alumbra, hace entender a los simples” (Salmo 119:130).
¡Necesitamos
estar convencidos de la Verdad!
Para ver más allá de lo
terrenal.
Para ver más allá del
tiempo.
Para ver más allá de la
muerte.
Para ver más allá del
dolor.
Para ver más allá de la frustración.
Para ver más allá de las
apariencias.
Para ver más allá de lo
imposible.
Para ver más allá de toda
evidencia.
Para ver más allá de los
acontecimientos.
Para ver más allá de las
fronteras del universo.
Para ver más allá de toda limitación.
“Para que el Dios de nuestro Señor
Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en
el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que
sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la
gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su
poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su
fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su
diestra en los lugares celestiales”
Efesios 1:17-20.
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José Alfredo Liévano.
PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano
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