Le perteneces a Dios. Desde antes que tú
nacieras te apartó para él. Su sello personal está en ti. En todo momento
habitas en su presencia, no hay palabra o clamor que pase ante él
desapercibida, tus peticiones llegan inmediatamente ante su trono soberano; así
que no temas ante las circunstancias convulsionadas que te rodean ahora, él
vela constantemente ante todo lo que a ti concierne... ¡Siempre te cuida!
Le perteneces a Dios. Eres de gran valor para
él; eres su hijo (a), su siervo (a) y su heredero (a). Te ha tomado en cuenta
para sus proyectos eternos, te ha asignado una misión específica a pesar de tus
debilidades y defectos.
Le perteneces a Dios. Su Espíritu, morando en
ti, se mantiene operando transformaciones profundas y radicales en todas las
áreas de tu vida.
Entonces...
No hay razón para temer...
No hay razón para
angustiarse...
No hay razón para
entristecerse...
No hay razón para que te
sientas a la deriva...
Le
perteneces a Dios.
¡Gran privilegio!
¡Espera en él!
“Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el
Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos”
Romanos 14:8
--------------------------
José Alfredo Liévano.
PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano
--------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario