Dios está
presente y activo entre sus elegidos, a quienes ha delegado la misión específica
de ser portadores de su mensaje al mundo y de transmitir vida por medio de él. “Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo. Amén.” (Mateo 28:19-20). Gran
privilegio y responsabilidad, que Dios haya puesto sus ojos en nosotros para
esta tarea de la cual somos indignos e incapaces. “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no
sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino
que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil
del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo
menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de
que nadie se jacte en su presencia. (1 Corintios 1:26-29). Entendemos que la capacidad y la dignidad
no vienen de nosotros, sino de la acción sobrenatural del Espíritu Santo que
nos capacita, así como lo hizo con sus apóstoles. “Pero recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).
Los elegidos de
Dios vivimos en medio de un mundo promotor de vanidades que conducen a sus
habitantes a perder la noción de las realidades espirituales. Todo se enfoca en
proyectos y placeres vanos alejados del propósito divino. Vivimos en un mundo
alejado de Dios, de ahí que nuestra responsabilidad de iluminar el mundo es
apremiante. ¡No podemos dilatar más el tiempo! Los elegidos de Dios hemos sido
puestos por él en lugares claves para que desde ahí seamos potentes faros de su
luz. No es casualidad que cuentes con
esos talentos y recursos. “Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto
para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de
la tierra” (Hechos 13:47).
ELEGIDOS DE DIOS...
¡ATENCION!
Necesitamos
estar conscientes de la razón por la que existimos sobre la tierra. ¡No vivimos
solo por vivir!
Necesitamos
reconocer nuestra indignidad e incapacidad delante de Dios y extender nuestras
manos para que nos capacite con su poder sobrenatural.
Necesitamos proyectar
de manera espontánea una fe activa, un amor entrañable al prójimo y una
esperanza perseverante.
Necesitamos
mantenernos en una comunión constante con Dios e identificados con su obra
sobre la tierra.
Necesitamos
vivir para lo que nacimos; caso contrario, nuestra vida carecería de sentido.
“No me elegisteis vosotros a mí, sino
que yo os elegí a vosotros, y os he
puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca”
Juan 15:16
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José Alfredo Liévano.
PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano
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