viernes, 30 de octubre de 2015

LA OMNIPRESENCIA DE DIOS. (Por Wayne Grudem)


Así como Dios es ilimitado e infinito con respecto al tiempo, es ilimitado con respecto al espacio. A esta característica de la naturaleza de Dios se le llama omnipresencia. (El prefijo latino omni quiere decir «todo»). La omnipresencia de Dios se puede definir como sigue: Dios no tiene ni tamaño ni dimensiones espaciales, y está presente en todo punto del espacio con todo su ser.

El hecho de que Dios es el Señor del espacio y no puede ser limitado por el espacio es evidente primero por el hecho de que él lo creó, porque la creación del mundo material (Gn 1:1) implica igualmente la creación del espacio. Moisés le recordó al pueblo el señorío de Dios sobre el espacio: «Al SEÑOR tu Dios le pertenecen los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella» (Dt 10:14). Hay pasajes específicos que hablan de la presencia de Dios en todas partes del espacio. Leemos en Jeremías que el Señor dice: «¿Soy acaso Dios sólo de cerca? ¿No soy Dios también de lejos? … ¿Podrá el hombre hallar un escondite donde yo no pueda encontrarlo? … ¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra?» (Jer 23:23-24). Dios aquí está regañando a los profetas que piensan que sus palabras o pensamientos están escondidos. Él está en todas partes y llena cielos y tierra. David expresa hermosamente la omnipresencia de Dios: “¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha! (Sal 139:7-10).   No hay ninguna parte en el universo adonde uno pueda huir de la presencia de Dios. Debemos también notar que no hay indicación de que sencillamente una parte de Dios está en un lugar y otra parte de él en otro. Es Dios mismo que estaba presente dondequiera que David pudiera ir. No podemos decir que algo de Dios o solo una parte de Dios está presente, porque eso sería pensar en cuanto a su ser en términos espaciales, como si estuviera limitado por el espacio. Parece más apropiado decir que Dios está presente con todo su ser en toda parte del espacio. Para nosotros es difícil imaginar eso, porque el ser de Dios es cualitativamente diferente de todo en la creación. Ningún espacio puede contener a Dios, por grande que sea. Salomón dice en su oración a Dios: «Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!» (1 R 8:27). Los cielos y los cielos más altos no pueden contener a Dios; ni el espacio más grande imaginable puede contenerlo (cf. Is 66:1-2; Hch 7:48).   Debemos guardarnos de que Dios se extiende infinitamente en todas direcciones de modo que existe en una especie de espacio infinito e interminable. Tampoco debemos pensar que Dios es algo así como un «espacio más grande» o un área más grande que rodea el espacio del universo que conocemos. Todas estas ideas sitúan a Dios en términos espaciales, como si simplemente fuera un ser extremadamente grande. Más bien, debemos tratar de no pensar en Dios en términos de tamaño o dimensiones espaciales. Dios es un ser que existe sin tamaño ni dimensiones de espacio. También debemos tener cuidado de no pensar que Dios es equivalente a alguna parte de la creación o a toda ella. El panteísta cree que todo es Dios, y que Dios es todo lo que existe. La perspectiva bíblica es más bien que Dios está presente en toda su creación, pero también que es algo aparte de su creación. ¿Cómo puede ser esto? La analogía de una esponja llena de agua no es perfecta, pero útil. El agua está presente en todas las partes de la esponja, pero el agua sigue siendo algo completamente distinto de la esponja. A veces cuando hablamos de que Dios está «presente» simplemente queremos decir que su ser es omnipresente en el universo. 



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NO VUELVAS POR ESE CAMINO...


Revisa si lo que has decidido hacer va de acuerdo a la Palabra de Dios. Tenla a la mano siempre para reflexionarla y para evaluar tu vida conforme a sus criterios.   La Palabra de Dios es el “espejo” que te mostrará cómo estás en el momento justo que la reflexionas.   Ten la garantía que Dios te hablará en lo que necesitas y te dará soluciones concretas; así que no te dejes llevar por el criterio de la mayoría, no procedas “como los demás hacen”.   El hecho que todos lo hagan o “piensen así”, no quiere decir que estén en la verdad o en el camino correcto.   “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. Mateo 7:13-14.   No te dejes impresionar por lo que piensa o hace la mayoría“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” Romanos 12:2.   La buena voluntad de Dios se descubre reflexionando en su Palabra.   No lo olvides.   Cuidado con tolerar actitudes o acciones que aparentan ser inofensivas; éstas, gradualmente con el tiempo desembocarán en terribles consecuencias.   La verdad es que todo lo que se hace sin el respaldo de Dios lleva al rotundo fracaso.   Para que todo te salga bien, necesitas tener el apoyo de Dios; nuestro Señor Jesucristo te lo dice: “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”. Mateo 12:30.   Lo primero que se pierde al ir tolerando acciones “imperceptibles” e “inofensivas” pero que son contrarias a la voluntad de Dios, es la comunión con él.   La luz que hay en ti comienza a opacarse gradualmente, de tal manera que no te percatas de ello; y cuando vienes a sentir has perdido la noción de la realidad de Dios, de tu identidad espiritual, de tu misión sobre la tierra y de tu destino eterno. Por eso, nuestro Señor Jesucristo advierte lo siguiente: “Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor”. Lucas 11:35-36.    No apagues tu luz.   No permitas que los vientos contrarios a la voluntad de Dios lo hagan.   Dios sabe cuándo te alejas de él sin que te des cuenta, por eso te advierte a tiempo.  
Mira el ejemplo de aquellos que obviaron las advertencias que Dios a tiempo les hizo, y ahora lloran sus amargas consecuencias.   Estás a tiempo aún; después no digas que no se te advirtió insistentemente.

“NO VUELVAS POR ESE CAMINO”
Deuteronomio 17:16.

Pídele a Dios que te de sabiduría, fuerza y determinación para no caer en tentación ante los espejismos y “justificaciones inocentes” que el mundo te ofrece.   Sinceramente no vale la pena...



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viernes, 23 de octubre de 2015

ENRAIZADOS EN LA PALABRA DE DIOS.

Necesitamos “enraizarnos” en la Palabra de Dios; para ello es importante “labrar” constantemente nuestra mente para que su semilla germine de manera  sobrenatural y la sature al grado tal que obtengamos convicciones firmes en su contenido. Es la única forma de lograrlo. Necesitamos exponernos al contenido de la Palabra de Dios para que su luz nos invada, y así, al igual que el salmista podamos exclamar: “La exposición de tus palabras ALUMBRA; hace entender a los simples”. Salmo 119:130.

Al estar enraizados en la Palabra de Dios será imposible que nos echemos a perder, pues reflejaremos espontáneamente sus principios aunque nadie los tome en cuenta, testificaremos con convicción y valentía de su contenido, no le temeremos a las circunstancias porque sabremos que la cobertura del Altísimo nos estará guardando siempre y finalmente, habremos vivido para el propósito por el cual Dios nos permitió nacer...

Dedica tiempo para la reflexión bíblica en un clima de oración diaria y perseverante.   Verás la gran diferencia.




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LA ETERNIDAD DE DIOS (Por Wayne Grudem)


Dios es atemporal en su propio ser. El hecho de que Dios no tiene ni principio ni fin se ve en el Salmo 90:2: «Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios». Similarmente, en Job 36:26 Eliú dice de Dios: «¡Incontable es el número de sus años!» La eternidad de Dios también la sugieren pasajes que hablan del hecho de que Dios siempre es o siempre existe. «Yo soy el Alfa y la Omega —dice el SEÑOR Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso» (Ap 1:8; cf. 4:8). El hecho de que Dios nunca empezó a existir también se puede deducir del hecho de que Dios creó todas las cosas y que él es en sí mismo un espíritu inmaterial. Antes de que Dios hiciera el universo no había materia, pero entonces él creó todas las cosas (Gn 1:1; Jn 1:3; 1 Co 8:6; Col 1:16; He 1:2). El estudio de la física nos dice que la materia, el tiempo y el espacio deben ocurrir juntos: si no hay materia no puede haber ni espacio ni tiempo. Así que antes de que Dios creara el universo no había «tiempo», por lo menos no en el sentido de una sucesión de momentos consecutivos. Por consiguiente, cuando Dios creó el universo, también creó el tiempo. Pero antes de que hubiera un universo, y antes de que hubiera tiempo, Dios siempre existía, sin principio y sin ser influido por el tiempo. En algunos lugares la Biblia habla de que Dios existía o actuaba «antes» de que existiera la creación o el tiempo. El Salmo 9:2 habla de Dios «antes que nacieran los montes» y «[antes] que crearas la tierra y el mundo». Efesios 1:4 dice que Dios nos escogió en Cristo «antes de la creación del mundo». Más notablemente Judas 25 dice esto: ¡Al único Dios, nuestro Salvador…sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad, por medio de Jesucristo nuestro Señor, antes de todos los siglos, ahora y para siempre! Amén. Aquí Judas atribuye gloria, majestad, dominio y autoridad a Dios «antes de todo el tiempo. Es significativo que los tres descriptivos que usa Judas indican una secuencia de pasado, presente y futuro («antes de todo el tiempo», «ahora», «para siempre»), indicando así que la frase está traducida correctamente como «antes de todo el tiempo».  Los pasajes bíblicos antedichos, y el hecho de que Dios siempre existió, incluso antes de que hubiera tiempo, se combinan para indicarnos que el propio ser de Dios no tiene sucesión de momentos o ningún progreso de un estado de existencia a otro. Para Dios toda su existencia siempre es de alguna manera «presente», aunque hay que reconocer que para nosotros la idea es extremadamente difícil de entender, porque es una clase de existencia diferente de la que nosotros experimentamos.
Dios ve todo tiempo con la misma agudeza. Leemos en el Salmo 90:4: «Mil años, para ti, son como el día de ayer, que ya pasó; son como unas cuantas horas de la noche». En el Nuevo Testamento Pedro nos dice «que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día» (2 P 3:8). Estos versículos en conjunto nos ayudan a imaginarnos la manera en que Dios ve el tiempo. Por un lado Dios ve mil años «como el día de ayer». Él puede “recordar” con detalles todo lo acaecido hace mil años por lo menos tan claramente como nosotros podemos recordar lo que sucedió «ayer». Cuando nos damos cuenta de que «mil años» no implica que Dios se olvida de las cosas después de mil cien o mil doscientos años, sino que solo es una figura de dicción para denotar un período de tiempo extremadamente largo, tan largo como podamos imaginarlo, se hace evidente que toda la historia pasada Dios la ve con perfecta claridad y viveza: todo el tiempo desde la creación es para Dios como si acabara de ocurrir. Por otro lado, para Dios «un día es como mil años»; o sea, cualquier día desde la perspectiva de Dios parece durar «mil años». Es como si el día nunca terminara, sino que siempre está siendo experimentado. De nuevo, puesto que «mil años» es una figura de dicción que quiere decir «toda la extensión de tiempo que podamos imaginar», o «toda la historia», podemos decir a partir de este versículo que en su conciencia y por la eternidad cualquier día le parece a Dios como presente. Estas dos afirmaciones juntas muestran una asombrosa manera de ver el tiempo: toda la amplitud de la historia es tan vívida como si fuera un breve hecho que acaba de suceder, pero cualquier breve hecho ¡es como si durara para siempre! Ningún acontecimiento se diluye de la conciencia de Dios. Podemos concluir, por consiguiente, que Dios ve y sabe con igual intensidad todos los acontecimientos pasados, presentes y futuros. Con respecto al futuro, Dios frecuentemente dice por los profetas del Antiguo Testamento que solamente él sabe y puede declarar acontecimientos futuros. Leemos en Isaías: “Yo soy Dios, y no hay ningún otro, yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí. Yo anuncio el fin desde el principio; desde los tiempos antiguos, lo que está por venir. Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo” (Is 46:9-10).

Así que Dios de cierta manera está por encima del tiempo y es capaz de verlo todo como presente en su consciencia.





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SIEMPRE NECESITAMOS DE DIOS.


Nuestra dependencia de Dios es continua; hemos de estar conscientes de ello.   Así como todo ser viviente necesita del oxígeno para vivir, de igual manera así es nuestra necesidad de Dios.

Necesitamos sus favores inmerecidos, ya que por nuestros méritos eso es totalmente imposible...     Necesitamos de su compasión, ya que siempre nos estamos exponiendo a enfrentar consecuencias por  nuestras malas decisiones y acciones...     Necesitamos ser restaurados por la acción sobrenatural de su Espíritu, ya que nuestras fuerzas naturales son limitadas e imperfectas...     Necesitamos ser protegidos por él en medio de toda amenaza o circunstancia extremadamente peligrosa como las que vivimos día a día...     Necesitamos de su provisión oportuna, sobre todo ahora en medio de las circunstancias desoladoras e inseguras que nos toca vivir...     Necesitamos creer en su poder sobrenatural, ese poder que va más allá de lo que podemos pensar o imaginar...     Necesitamos creer en sus fieles promesas aunque todo lo tengamos en contra, aunque los pronósticos sean totalmente irrealizables...     Necesitamos practicar su Palabra aunque todos hagan lo contrario y como consecuencia recibamos burla o marginación...     Necesitamos orar siempre sin desmayar (Vitalísimo)...   Necesitamos esperar en Dios aunque todo se haya echado a perder; sabemos que con él jamás conoceremos la frustración...


“Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se rebelan sin causa”
Salmo 25:3




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jueves, 22 de octubre de 2015

NO TEMAS VIVIR PARA LO QUE NACISTE.


Es necesario vivir para lo que naciste.   Desde toda la eternidad Dios trazó un sabio y productivo propósito para ti; y es en dicho propósito como tu vida tendrá sentido y producirá frutos permanentes.   Se trata de una iniciativa divina: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca” Juan 15:16.   Dios te ha “sembrado” en el campo del mundo para que produzcas frutos para él.   Esa es la razón fundamental por la cual tú vives; ese es el motivo por el que has recibido tantos talentos especiales y recursos específicos.   La razón por la que naciste es proyectar la luz de Cristo en donde Dios te ha puesto y en ese lugar donde irás más adelante (No vas sólo por ir, recuérdalo).   Es necesario que vayas donde Dios te envíe; no es casualidad que todas estas circunstancias vayan encaminadas para conducirte a ese sitio.   Necesitas comprender que aún no es tarde aunque el tiempo haya pasado y todos los recursos se hayan terminado.   Dios ha pensado en ti para esa misión aunque te sientas incapaz en todo sentido.  

Mientras vivas, Dios puede reorientar las consecuencias de tus malas decisiones tomadas en el pasado y encarrilarlas dentro de sus propósitos.   Aun estás a tiempo para vivir de acuerdo al plan original que Dios trazó para ti desde toda la eternidad.   Estás a tiempo; lo único que debes hacer es pedirle a Dios que te conceda vivir de acuerdo a sus propósitos eternos y ponerte bajo sus órdenes incondicionales. Él se encargará de capacitarte por diversos medios, reorientar el rumbo de tu historia y proveerte todo cuanto necesites.   Su Espíritu pondrá convicciones firmes en tu interior, transformará tus sentimientos egoístas y te dará valentía ante todas las adversidades que debas enfrentar.

No temas vivir para lo que naciste.
Ponte bajo las órdenes de Dios.
El estará contigo siempre.



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LOS PRIVILEGIADOS DE DIOS.


Dios te acercó a él por medio del sacrificio que Cristo ofreció en la cruz por todos tus pecados.   Esta obra suficiente y completa realizada por él, es la que se conoce como la “obra de redención”.   Cristo pagó con el derramamiento de su sangre  tu salvación.   No existe en todo el universo otro medio para ser salvos.   Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” Hechos 4:12.    Reiteramos que somos salvos por la obra redentora que Cristo hizo en la cruz.   El nuevo testamento está saturado con esta verdad. Veamos algunos ejemplos:   Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo...   en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia. Efesios 1:2,7.     ...en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Colosenses 1:14.     Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él Colosenses 1:21-22. Hay, una cantidad enorme de textos similares a estos que nos lo atestigua.   El sacrificio de Cristo en la cruz nos absuelve independientemente a nuestros méritos.   “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. Efesios 2:8-9.   Al creer por la fe en la obra redentora de Cristo, entonces no solamente somos regenerados, sino también hechos hijos del Dios Altísimo que somos transformados por el poder sobrenatural del Espíritu Santo.   Veamos algunos textos: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios Juan 1:12-13.     En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa Efesios 1:13.   Creo que son textos que hablan por sí mismos  y que producen paz en el alma.   Paz de sabernos perdonados por Dios, de ser sus hijos y herederos; paz de saber que estamos inmersos en un proceso de santificación para el día de nuestro Señor Jesucristo.   “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” Filipenses 1:6.

Quienes nos hemos acogido a la GRACIA INCONDICIONAL de Dios por medio de Jesucristo, los que hemos creído en su obra redentora a favor nuestro, los que nos hemos abandonado incondicionalmente en sus manos somos privilegiados.   Somos los privilegiados de Dios.   Que este inmerecido privilegio nos lleve a consagrarnos libre e incondicionalmente para ser sus siervos en el mundo.   “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”   Colosenses 1:10-14.




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martes, 20 de octubre de 2015

¿ERES VÍCTIMA DE TUS TENDENCIAS PECAMINOSAS?


Las tendencias pecaminosas son como una levadura venenosa que “fermenta” constante y progresivamente el interior de cada ser humano para hacerle proceder de acuerdo a las obras de la carne.   “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. Gálatas 5:19-21.   Sin lugar a dudas que tales tendencias nos confrontan todo el tiempo con nuestra debilidad y vulnerabilidad. En cierta ocasión, el apóstol Pablo escribió: "mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?”   Romanos 7:14-24.   La única manera para contrarrestar la levadura del pecado, es por medio de la oración y la reflexión bíblica.   Es necesario cultivar a diario nuestra vida espiritual para que estas tendencias queden subordinadas bajo la acción sobrenatural del Espíritu Santo.   Nuestro Señor Jesucristo dijo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Mateo 26:41.   No cultivar nuestra vida espiritual hace que las tendencias pecaminosas nos hagan retroceder ante los objetivos propuestos, desviarnos del camino recto, estancarnos en la vida cristiana y enfrentar la muerte espiritual.   No cultivar nuestra vida espiritual hace que todo se eche a perder.


¿ERES VÍCTIMA DE TUS TENDENCIAS PECAMINOSAS?

Ante todo reconoce en oración tu necesidad absoluta de Dios, y que aunque hayas caído en las peores consecuencias de tu vida, él siempre estará dispuesto a levantarte por medio de Jesucristo.   Su Gracia...   Su Misericordia...   Su Poder lo hacen posible.   Basta que lo reconozcas y le pidas perdón por haberte creído autosuficiente ante las tentaciones. “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” Hebreos 4:14-16.  

No dejes de cultivar tu vida espiritual.   Dedica más tiempo para orar y reflexionar en la Palabra de Dios, apártate de todo aquello estimule tus tendencias pecaminosas y descansa en la obra que Jesucristo hizo a tu favor en la cruz.   “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” Efesios 2:1-5.  



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lunes, 19 de octubre de 2015

LA ACCIÓN SOBRENATURAL DEL ESPÍRITU SANTO.

La acción sobrenatural del Espíritu Santo en tu interior...

Ø Produce convicciones firmes en las promesas de la Palabra de Dios.

Ø Te da la certeza de tu identidad de hijo e hija de Dios.

Ø Te da la certeza que posees una herencia eterna en los cielos.

Ø Te da sabiduría para tomar decisiones y proceder de acuerdo a ellas.

Ø Produce en ti el deseo de vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.

Ø Produce valentía en medio de toda adversidad.

Ø Te da fuerza para vencer toda tentación.


Abandónate bajo la acción sobrenatural del Espíritu Santo.
Verás resultados...

“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”
Romanos 8:5-6


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domingo, 18 de octubre de 2015

NO DURMAMOS COMO LOS DEMÁS...


Es necesario que todos los cristianos nos pongamos bajo las órdenes incondicionales de Dios para alumbrar al mundo con sus palabras.   Se trata de decirle un “Heme aquí, envíame a mi”  así como lo hizo Isaías el profeta. (Ver Isaías 6:8).   Necesitamos vivir para lo que nacimos sin avergonzarnos de ser luz en el lugar donde Dios nos puso.   Esa es la razón por la que hemos sido creados y puestos en el mundo independientemente al trabajo secular que desarrollemos.    Estamos insertados en medio de los tiempos finales profetizados por nuestro Señor Jesucristo, llamados por él como los  “principios de dolores”; y por ende, las adversidades diversas se acrecentarán en todas partes del mundo como resultado de la maldad.   Necesitamos urgentemente que nuestras convicciones bíblicas se mantengan encendidas en medio de esta fiera tempestad que azota al mundo.   Hemos de ser conscientes que vienen tiempos muy difíciles para las naciones de la tierra en las que todo se echará a perder, pero el Señor ha prometido guardarnos en medio de ellas.    “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.” Apocalipsis 3:10-11.   Vienen tiempos difíciles en el que las esperanzas se perderán por completo en el reino de los hombres; pero no para aquellos que esperamos la manifestación plena, radical, milagrosa y repentina del Reino de Dios.  

Necesitamos ver más allá de los acontecimientos presentes,   verlos como las señales previas al regreso de Cristo.   Necesitamos ver más allá de las “nubes”...   Necesitamos ver más allá de la “oscuridad”...   Necesitamos velar...   Necesitamos mantenernos despiertos...    “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios”   1 Tesalonicenses 5: 2-6.   Necesitamos permanecer despiertos sin perder la noción de nuestra misión sobre la tierra y para vivir de acuerdo a los principios bíblicos.   Despiertos para no dejarnos influenciar por mentes torcidas y oscuras que han cambiado la verdad de Dios por la mentira.

¡NO DURMAMOS COMO LOS DEMÁS!
Despertemos...


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SE ACERCA EL JUICIO DE DIOS.


Necesitamos ver más allá de los acontecimientos políticos, sociales y naturales que suceden actualmente en todas las naciones de la tierra.   Necesitamos ver en ellos los días previos al regreso de Cristo y su consecuente juicio a las naciones.   La maldad en todas sus manifestaciones ya rebasó sus límites (más que evidente ante nuestros ojos).   La mayoría de los seres humanos alrededor del mundo desafía a Dios imponiendo sus propias leyes y costumbres aberrantes.   Todo se está cumpliendo tal y como nuestro Señor Jesucristo lo anunció; de ahí nuestro deber de cristianos comprometidos para cumplir con la misión de alumbrar el mundo con la luz de la Palabra de Dios y permanecer despiertos en medio de la oscuridad reinante.  
No sabemos cuándo será el día en que el juicio de Dios se derrame con fuerza, pero sí tenemos la plena certeza que las señales previas a ese tiempo ya se están dando.   Lee despacio cada uno de los textos bíblicos que a continuación te presento.   Son palabras textuales de nuestro Señor Jesucristo que hablan por sí solas:

“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre”.   Mateo 24:37-39.   Ver el contexto de los días de Noé en el libro de Génesis: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” Génesis 6:5...   “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra”   Génesis 6:11-12.   Una radiografía exacta a como el mundo en la actualidad se encuentra.

“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas” Lucas 21:25-26.   Eventos naturales sin precedentes en la historia de la humanidad...

“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas”.   Marcos 13:28-29.   Pídele a Dios que abra tus ojos ante los eventos actuales y veas en ellos las señales dadas...

“Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo”.   Marcos 13:32-33.   No te duermas.   En cualquier momento los eventos se desarrollarán tal y como fueron anunciados.

“Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad”. Marcos 13:35-37.     Atentos...

“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”. Mateo 24: 42-44.   Preparémonos...

“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”   Lucas 21:34-36.   No pierdas la noción de lo que en realidad está sucediendo ahora.   Son los tiempos finales...

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¡Queda poco tiempo!   ¡Se acerca el juicio de Dios!   Es necesario que los cristianos nos pongamos bajo las órdenes del Señor para cumplir con el encargo asignado por él para transmitir con fidelidad el mensaje del evangelio, hacer llamados al arrepentimiento genuino y a reflejar una vida cristiana coherente.   “¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así”   Mateo 24:45-46.


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sábado, 17 de octubre de 2015

DIOS TE HA CREADO PARA ÉL.

Dios te ha creado para él.   Existes por su iniciativa y para un propósito eterno; todo cuanto te ha sucedido hasta hoy va encaminado a eso.   Por ejemplo, eso que te sucedió hoy, no fue casualidad, es Dios quien dio la orden para que así sucediera, y así seguirá haciéndolo.   Él sabe cómo lleva tu proceso. Jamás ha quitado su atención sobre ti.

Dios te ha creado para él.   Por lo tanto, ten la plena certeza que toda estrategia en tu contra NO será consumada.   Pierden el tiempo tus oponentes, aunque crean que te tienen bajo su control.   Dios ha prometido defenderte siempre.

Dios te ha creado para él.   El te guarda en todo lo relacionado con tu vida mientras transites sobre la tierra.   Tu seguridad depende de sus cuidados constantes; no depende de los recursos, el dinero, las personas o las circunstancias.

Dios te ha creado para él.   Su fidelidad ha sido y será una constante en cada situación de tu historia personal; por lo tanto descansa en medio de todas las circunstancias que ahora te acontecen.   Su Gracia y Misericordia serán siempre como dos nudos aferrados a ti.


¡ALÉGRATE!
Dios te ha creado para él.

Con todo, yo me alegraré en Jehová, 
y me gozaré en el Dios de mi salvación”
Habacuc 3:14
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TU CLAMOR A DIOS NO FUE EN VANO.


Dios acogió tu súplica en el tiempo perfecto; él te lo dice hoy:   “En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré...”    Isaías 49:8.   Con Dios no conocerás la frustración aunque todos piensen lo contrario y te lo recuerden a toda hora del día.

Has reconocido tu impotencia para llevar una vida acorde a los lineamientos bíblicos...   Has reconocido que nadie sobre la tierra te puede ayudar ante los diversos problemas imposibles que te amenazan...   Has reconocido que tus méritos y recursos personales son insuficientes para alcanzar el favor de Dios.  

Has comprendido que únicamente la intervención sobrenatural de Dios en tu interior y en tu entorno puede sacarte adelante...   Has comprendido que únicamente la GRACIA incondicional de Dios es la que te salva, que su MISERICORDIA te libra del castigo que merecías, que su PODER sobrenatural te levanta y que su SOBERANÍA te envuelve en medio de toda circunstancia...   Has comprendido que vivirás para lo que naciste...

Has comprendido que Dios NO está lejos de ti...   (Justamente lo que necesitabas leer)



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jueves, 15 de octubre de 2015

FIRME CONTRA TODOS...


No sigas los criterios de la mayoría, ni procedas como “todo el mundo” lo hace; al respecto el apóstol Pablo escribe:   “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” Romanos 12:2.   Necesitas mantenerte firme en los criterios de la Palabra de Dios, aunque todos los consideren “pasados de moda”, ridículos o de “mente cerrada”.   Nuestro Señor Jesucristo dice:   “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” Mateo 7:13-14.   Desde este día toma la determinación  de no seguir tolerando y practicando costumbres que Dios no aprueba; hazlo aunque “todos se te vengan encima”, aunque te den la espalda y murmuren contra ti.   A ti lo que te importa es la opinión de Dios y proceder conforme a sus criterios aunque sean desfasados para la mayoría.   Es necesario que enfrentes la presión social por causa de los criterios de la Palabra de Dios.   Un verdadero cristiano es aquel que va en contra de la corriente de una sociedad corrupta que ha desechado y se ha burlado de los principios bíblicos.   No temas en nadar contra la corriente, pues ninguna adversidad prevalecerá contra ti.

Pronto los juicios de Dios se derramarán sobre el mundo entero, como consecuencia de la maldad que en él impera; y es necesario que permanezcas fiel a los lineamientos bíblicos, cumpliendo con la misión de iluminar cada rincón de la tierra.   Dios te ha traído al mundo para iluminarlo con su LUZ, no para opacarlo; para eso vives.   No será en vano tu fidelidad.   Nuestro Señor Jesucristo te dice a ti hoy:   “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.   Apocalipsis 3:10-11.   No temas ante lo que venga.   No mires a tus oponentes, ni tampoco te dejes impresionar por su tamaño, número y fuerza; mira a Dios sobre todos ellos.    Confía en su atención continua y personalizada, pues en el momento oportuno procederá a tu favor. Di ahora con toda confianza y gozo:   ”Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá”.   Miqueas 7:7.   No temerás a las represalias que todos hagan contra ti, pues tendrás siempre a Dios de tu parte.



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miércoles, 14 de octubre de 2015

RESULTADOS DE LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE.


He aquí algunos resultados que se producen por la justificación por la FE en Cristo:

Somos reconciliados con Dios.   “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo Jesucristo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” Romanos 5:10.

Somos libertados del pecado.   “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” Romanos 6:17-18.

Permanecemos bajo la GRACIA de Dios.   “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”. Romanos 6:14.

Vivimos para Dios.   “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”. Romanos 6:11.

Somos salvos de la ira de Dios.   “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” Romanos 5:9.

Obtenemos la santificación y la vida eterna.   “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.”   Romanos 6:22.

Obtenemos paz.   “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 5:1

Tenemos esperanza.   “Por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”   Romanos 5:2.

Nos mantenemos con gozo en las pruebas.   “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza.   Romanos 5:3.





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