viernes, 31 de octubre de 2014

SI VIVES, ES POR ALGO... ¡DESCUBRELO!

Dios nos ha encomendado a cada uno de nosotros una misión específica sobre la tierra.  La misión de iluminarla con su LUZ.

Nos dice nuestro Señor Jesucristo:

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.”
Mateo 5:14-16


¿Cómo reflejamos la luz de Cristo?

Por medio de un estilo de vida apegado a sus mandatos, por medio de las palabras de exhortación, edificación y consuelo que pronunciamos a los demás y por medio del servicio al prójimo en sus diversas áreas.
Nuestro servicio en la obra del Señor no es con el propósito de exaltarnos a nosotros mismos o buscar nuestros beneficios personales, sino todo lo contrario, es exaltar a Cristo y buscar el beneficio de los demás.

Nuestro Señor Jesucristo nos enfatiza nuestra responsabilidad de reflejar SU luz en medio un mundo que yace en tinieblas como consecuencia de la rebeldía deliberada y progresiva que hay en él.
No es verdad que “lo mejor esté por venir”, cuando la humanidad en su mayoría ha rechazado la Palabra de Dios. Es imposible que se generen consecuencias de bendición en un mundo que le ha dicho un NO rotundo a Dios.
Imposible que se generen consecuencias de bendición mientras los gobernantes de las naciones no reconozcan que deben de someterse al gobierno absoluto de nuestro Señor Jesucristo y que deben de amoldar sus leyes a la Palabra de Dios.

El mundo se encuentra a oscuras, y por eso es necesario hacer conciencia que la única forma como “la tierra será sanada” es arrepentirse de los pecados y reflejar frutos de arrepentimiento.
La exhortación y las condiciones que Dios pone están claras:

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.”
2 Crónicas 7:14

Necesitamos hacer entender al mundo que la única forma en que se librará de los juicios que vienen, es volviéndose a Dios.  ¡No hay otra forma!
Creo que la Palabra de Dios es clara al respecto, pero la mayor parte de habitantes del planeta no quiere oír pese a las advertencias. Los corazones se han endurecido y tal parece que a Dios lo han sacado de sus vidas para exponerse a un juicio de severas condiciones.

Los cristianos estamos viviendo en medio de un contexto profetizado por nuestro Señor Jesucristo, en el cual la maldad habría de llegar a su máxima expresión.
Estamos viviendo en los tiempos previos a los juicios que se derramarán sobre el mundo.

Vean la insistencia de Dios:

“Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.
Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.”
Joel 2:12-13

Dios le está dando tiempo al mundo para que se arrepienta, y nuestro deber como cristianos es insistir por todos los medios al arrepentimiento.
El mundo no mejorará si no hay arrepentimiento por parte de sus habitantes. Es imposible que Dios respalde la maldad. ¡Entiéndase bien!

Es urgente que los cristianos tomemos conciencia de esto y nos pongamos bajo las órdenes incondicionales de Dios para iluminar el mundo. ¡Es urgente y necesario!
Dios nos ha llamado a buscar a las ovejas perdidas que habitan sobre la tierra. Oremos también para que ponga mucha compasión hacia ellas, sabiduría para saber proceder y valor para enfrentarnos a todo tipo de oposición.

SI VIVES, ES POR ALGO...


José Alfredo Liévano

Twitter.  @JAlfredoLievano   

miércoles, 29 de octubre de 2014

¿TIENES MIEDO?

He aquí seis consejos prácticos para enfrentar el miedo...


Recuerda que tu confianza en Dios debe prevalecer sobre toda circunstancia.
Pase lo que pase él tiene todo el control de lo que acontece...


Rechaza toda incredulidad.
Cree en las promesas de Dios.
Dios no miente.
¡Créele!


Recuerda todas las veces en las que has visto el poder y la soberanía de Dios manifestarse en las diferentes etapas de tu vida.
Tienes mucho que recordar al respecto...
Haz memoria y verás que no hay motivo para dudar, temer o desesperarse.
Así como lo hizo las veces pasadas, así lo hará otra vez.


Da los pasos de fe que Dios te pida dar aunque sientas que los vas a dar en el vacío.
Es así como te ejercitarás en la fe y a medida que avances el temor se irá diluyendo.


Persevera en cultivar tu vida espiritual.
La vida espiritual se cultiva mediante la oración y la reflexión bíblica. Es así como adquirirás convicción y fortaleza en medio de tus circunstancias.


Dile ahora mismo al Señor las siguientes palabras:

“En el día que temo, yo en ti confío.”
Salmo 56:4

No dejes de repetirlas a lo largo de este día.
Te sentirás mejor...



José Alfredo Liévano
Twitter.  @JAlfredoLievano  



martes, 28 de octubre de 2014

DESDE LO IMPOSIBLE, DIOS TODO LO HACE POSIBLE.

Mientras más difícil e imposible sea la situación que enfrentas ahora, es cuando tu confianza en la Palabra de Dios debe ser aún mucho más fuerte.
El nivel de confianza en Dios se fortalece en los momentos de imposibilidad o dificultad.
Si ahora estás en esos momentos, nada más reconfortante que decirle al Señor:

“En el día que temo, yo en ti confío.”
Salmo 56:4

Asimila y confía en la Palabra que Dios te ha dicho desde siempre...
Si él te lo ha dicho, se cumplirá al pie de la letra aunque choque con tu lógica o sea demasiado tarde.
La aparente tardanza de Dios tiene enormes propósitos de bendición y edificación espiritual para ti y para las personas que te rodean.  

Tu problema es que siempre has cuestionado los procedimientos de Dios y mientras más lo hagas, más confusión y angustia tendrás. No pretendas sacar conclusiones bajo tu lógica porque jamás encajarán.  
Hoy te dice Dios:

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”
Isaías 55: 8-9

“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.”
Isaías 40:28

Por medio de la situación imposible que enfrentas ahora, Dios te quiere mostrar su capacidad sobrenatural e ilógica.
Dios te mostrará de lo que es capaz con su poder sobrenatural.

A partir de lo imposible, Dios lo hace todo posible...
A partir de la tardanza, Dios llega a tiempo...
Créelo para que puedas ver su manifestación sobrenatural en tu situación.

“¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”
Juan 11:40

Entiende y cree ahora que Dios gobierna el universo, y aún más allá de sus límites.
Ese mismo Dios es tu Padre, y te recuerda que necesitas confiar en su poder y fidelidad. Él tiene cuidado de ti.
Mira lo que te dice:

“Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?”
Isaías 43:13

Nadie en todo el universo es capaz de estorbar lo que Dios hará a tu favor.
Dios es el dueño y sustentador de todas las cosas. Es el Rey soberano de todo.
Dios está sobre toda decisión que tomen en tu contra.

“Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio.”
Isaías 40:26

Ora hoy con la confianza que intervendrá de manera sobrenatural.
Echa tu carga sobre él con la plena certeza que siempre te oye.

“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”
1 Pedro 5:7

La oración es la “llave” de lo imposible.
Ora  a Dios creyéndole, aunque literalmente todo se haya echado a perder.

Cuidado con la incredulidad después de haber visto y oído tanto.
Acuérdate de los milagros que en tu pasado viste y hasta testificaste.
No tienes excusa para volver a dudar...


José Alfredo Liévano
Twitter.  @JAlfredoLievano   

lunes, 27 de octubre de 2014

JESUCRISTO: EL UNICO FUNDAMENTO.

Tu vida necesita estar cimentada en el único fundamento autorizado por Dios: Jesucristo.

“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.”
1 corintios 3:11


¿En qué consiste este fundamento?

Consiste en la obra de redención que nuestro Señor Jesucristo hizo en favor de toda la humanidad. El centro del mensaje bíblico es el evangelio.
Desde el Antiguo Testamento este mensaje se vino preanunciando de diferentes formas hasta que Cristo lo consumó con su único y perfecto sacrificio en la cruz.
Es cuando creemos y aceptamos el mensaje del Evangelio para nuestras vidas, cuando nos fundamentamos en Dios.

Cuando el apóstol Pablo le escribe a los corintios les dice:

“Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.”
1 Corintios 15:1-2

No existe otra doctrina o práctica que nos lleve al cielo. Es la doctrina que claramente se enseña en las cartas apostólicas del Nuevo Testamento. El apóstol Pablo insistía una y otra vez al decirlo. Veamos la exhortación que le dirigió a la iglesia de Galacia.

“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.”
Gálatas 1:6-9


¿Cómo crecer a partir de este fundamento?

Es a partir de este fundamento que nuestra vida debe ser edificada. Necesitamos crecer a partir de él. Lógicamente que el crecimiento lo produce el Espíritu Santo, pero es necesario crear las condiciones adecuadas para que su acción sea efectiva en nosotros.

He aquí 5 actitudes que hemos de tener en cuenta a lo largo de nuestra vida cristiana para edificarnos a partir de este fundamento:


Vida de oración.

La vida de oración es básica para todo cristiano. Es la forma como nos fortalecemos en Dios para enfrentar las tentaciones y pruebas. Además para tomar decisiones de vital importancia y proceder conforme a ellas. Nuestro Señor Jesucristo nos dice:

“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.”
Mateo 26:42


Reflexión bíblica.

Es importante reflexionar siempre en los principios doctrinales dados por nuestro Señor Jesucristo; así como también en los principios éticos y morales revelados en su Palabra. Al reflexionar en la Palabra de Dios estamos orientando nuestros pasos por la senda establecida por Dios. La Biblia es la única regla de fe y conducta bajo la cual hemos de regirnos. No existe otra “revelación” autorizada por Dios.

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.”
Salmo 119: 105


Obediencia.

Es necesario llevar a la práctica lo reflexionado en la Palabra para que nuestra fe produzca los frutos esperados. Una fe genuina en Cristo nos impulsará la obediencia espontánea. Necesitamos reflejar los frutos de nuestra fe por medio de la obediencia.

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.”
Santiago 1:22


Reflejar con tu testimonio de obediencia lo que has reflexionado y creído.

Este punto está íntimamente relacionado con la actitud anterior. La obediencia espontanea a la Palabra de Dios te impulsa a iluminar el entorno que te rodea. Tu testimonio de vida llega incluso a ser una motivación a los demás a creer en Cristo.

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.”
Mateo 5:16


Enseñar a otros lo aprendido y reflexionado en la Palabra de Dios.

Se trata de hacer discípulos de Cristo, para que éstos a su vez continúen con la labor encomendada.
Para esta tarea NO es necesario disponer de un salón de clases, un pizarrón o el púlpito de una iglesia. Solo basta compartir con otros la única verdad que está revelada en la Biblia.
Mira la recomendación que el apóstol Pablo le hace a su discípulo Timoteo.

“Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la ENSEÑANZA.”
1 Timoteo 4:13.

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones...   enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
Mateo 28:19-20


Vivimos en un mundo que abiertamente rechaza la UNICA VERDAD y acepta “verdades” creadas por hombres que a la vez se contradicen con la revelación bíblica. Un mundo que ha desechado a Cristo como la única Roca en la cual se debe edificar la vida.
Es nuestro deber fundamentarnos y edificarnos EN el Evangelio de Cristo para que desempeñemos con fidelidad la obra que nos ha sido encomendada.



José Alfredo Liévano
Twitter.  @JAlfredoLievano  



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viernes, 24 de octubre de 2014

NECESITAS ABRIR LOS OJOS.

A medida que reflexionas en el contenido de la Palabra de Dios, “los ojos de tu entendimiento” se alumbran. Comienzas a “ver” la realidad de una manera completamente diferente a como te habías acostumbrado y como consecuencia tu vida, en todas sus áreas da un giro radical.
Es como un “volver en sí” después de mucho tiempo de inconsciencia espiritual.
Aquí se cumple lo que dice el Salmo 19:

La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.
Salmo 19: 7-8.

Lo que produce ese “volver en sí”, es la acción viva y eficaz de la Palabra de Dios que impacta tu mente dormida y alienada por los “espejismos” de los que el mundo actual se encuentra saturado.
Es una Palabra que penetra hasta las áreas más profundas de tus pensamientos, tus emociones y tu voluntad.
Es una Palabra que sacude tu conciencia hasta despertártela.
Al respecto la carta a los hebreos dice así:

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Hebreos 4:12.

Solo basta que te expongas a su contenido en un clima de oración, pidiéndole a Dios que su Espíritu sature e ilumine tu mente.
Será así que comprobarás lo que dice el Salmo 119:

La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.
Salmo 119:130

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Algunos efectos de la luz sobrenatural de la Palabra de Dios en tu interior son:

Eres consciente de la REALIDAD de Dios. No lo ves como una idea abstracta o un ser difuso. Lo ves como un ser eterno y soberano que te envuelve con su presencia en todo momento. Lo ves como tu Padre.

Eres consciente de tu identidad espiritual. Llegas a entender que Dios te creó a su imagen y semejanza para cumplir en ti propósitos eternos; y que para ello es necesario reconocer a Jesucristo como el único medio que te habilita el camino hacia el cielo.

Eres consciente de tu dependencia absoluta y constante de Dios. Llegas a comprender que todo cuanto eres o tienes se lo debes a él. “Tu” inteligencia, “tus” habilidades, “tu” salud, “tus” bienes terrenales, “tu” trabajo y todo aquello que consideras “tuyo”.

Eres consciente de tu misión en el  mundo. Llegas a comprender que “estás aquí” para iluminar la oscuridad que reina en tu entorno, y que el único propósito por el que vives es para desarrollar esa misión con todos los recursos y capacidades que Dios ha puesto en tus manos.

Eres consciente de tu destino eterno. Llegas a adquirir la plena certeza que después que dejes de existir sobre la tierra, tendrás una vida que no terminará jamás en unión con Cristo.

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Todo lo anterior son convicciones que van contra la lógica humana, por ello es necesario adquirirlas por medio de la exposición de la Palabra de Dios y la oración.

Termino esta reflexión con aquellas palabras que el apóstol Pablo escribió a la iglesia de Éfeso.

“Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero”

Efesios 1:17-21


José Alfredo Liévano
Twitter.  @JAlfredoLievano  


miércoles, 22 de octubre de 2014

CIELO NUEVO Y TIERRA NUEVA.

Inicio esta reflexión haciendo una referencia al libro del apocalipsis.

"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más."
Apocalipsis 21:1

Al final de este libro el apóstol Juan tiene una visión clara del cielo nuevo y la tierra nueva que Dios ha prometido a sus hijos. Pudiera parecer algo irrealizable e imposible, pues se sale de los parámetros de la lógica, pero no. Dios no miente, y sus promesas trascienden las fronteras del tiempo y del espacio.
En la carta a Tito, el apóstol Pablo haciendo referencia a ello, escribe lo siguiente:

“Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos, y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salvador”
Tito 1: 1-3

Dios nos ofrece por medio de Jesucristo una vida en abundancia que no se limita a los bienes materiales, sino que los trasciende hacia una realidad eterna e inmutable (que no cambia).
Los que Dios nos promete es “para siempre” y va más allá de lo que podemos asimilar o entender, pero eso no quiere decir que su realización sea imposible.
Por eso, pídele al Señor que sus promesas queden arraigadas en lo más profundo de tu interior para que las puedas creer con convicciones firmes así como las describe la carta a los hebreos.
Necesitamos tener esa convicción sobrenatural que obviamente no proviene de la lógica, sino de Dios.


“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve...   Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
Hebreos 11:1,3

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
Hebreos 11:6


Al igual que Abraham, hemos de poner nuestra mirada en la “patria definitiva”.

“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.”
Hebreos 11:8-10


Es necesario que tengamos la certeza que nuestra ciudadanía no pertenece a este mundo, sino al cielo. Pero, como lo repito, hay orar por esa convicción sobrenatural como la tenía Pablo.

“Más nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”.
Filipenses 3:20-21

Volviendo al tema de la reflexión, nos damos cuenta que  la visión descrita por Juan en el apocalipsis es lo que 700 años antes, Dios por medio del profeta Isaías había anunciado:

"Porque he aquí yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no vendrá más a la memoria, ni más vendrá al pensamiento."
Isaías 65:17.

Aquí nos percatamos como toda la Biblia está conectada entre todos los libros que la componen, dándonos a entender que Dios es su único autor quien inspiró a los escritores.

Continuemos...

En ese lugar prometido habrá una ausencia total de dolor, enfermedad, tristeza y angustia. Parecería algo utópico, pero es verdad. Es la vida eterna y plena a la que los hijos de Dios estamos destinados.

"Enjugara Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron."
Apocalipsis 21:4


¿Qué son las “primeras cosas”?
Son las realidades presentes de la dimensión terrenal, así como también las consecuencias que se generaron en el mundo a partir de la desobediencia en el Jardín del Edén.
El ambiente que experimentaremos en ese lugar, es totalmente opuesto a lo que estamos acostumbrados a percibir con la lógica, los sentidos y las emociones.
¿Cómo será todo eso? No lo sabemos al detalle. En el apocalipsis solo se nos dan algunas aproximaciones adecuadas a nuestra comprensión lógica.

“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.”
2 Corintios 2:9

El hecho que no alcancemos a comprender “como” será todo eso, no quiere que decir que por eso NO sea real. Lo que pasa es que estamos tan acostumbrados a “absolutizar” nuestro razonamiento y pensamos que nuestra mente determina la “no – existencia” de lo que NO se comprende.
La trascendencia Dios y las realidades espirituales están más allá de lo que nuestra mente puede digerir o entender.

El apóstol Juan anonadado con esa visión impresionante, quedó aún más, cuando escuchó y escribió las siguientes palabras:

"Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas."
Apocalipsis 21:5

Es Dios mismo, quien dice estas palabras que son  garantía fidedigna que se cumplirán al pie de la letra. Desde el Antiguo Testamento se refleja esta verdad.
Podemos tener la plena seguridad que sus palabras son “fieles y verdaderas”. Dios no se puede contradecir a sí mismo.

“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”
Números 23:19

La invitación es para todos aquellos que la quieran poseer es vida abundante. Es de manera gratuita.

"Y me dijo: Hecho esta. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida"
Apocalipsis 21:6


¿Cómo saciar esa sed?
Es entregándole nuestra vida a nuestro Señor Jesucristo para que sea su GRACIA y PODER quien la transforme. Veamos algunos textos que lo atestiguan:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.
Juan 3:16

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida”.
Juan 5:24

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
1 Juan 1:9

“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.
Romanos 10:9

“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna”.
Juan 6:47

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.
Apocalipsis 3:20

“Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”
Juan 1:12

“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.
Juan 3:36

“El que en él cree no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”.
Juan 3:18

Se trata de una invitación que está vigente ahora para todos los que quieran recibirla; pero aquellos que se nieguen no la podrán tener. Por eso nuestro Señor Jesucristo es muy claro al afirmar lo siguiente:

"Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda."
Apocalipsis 21:8

¿Quiénes son los cobardes?
Los que son esclavos de sus temores y como consecuencia no proceder de acuerdo a lo establecido por Dios.

¿Quiénes son los incrédulos?
Los que se niegan a creer en Dios y en la obra que Cristo hizo en la cruz a favor del mundo.

¿Quiénes son los abominables?
Los perversos, aquellos que practican toda clase de inmoralidades depravadas.

¿Quiénes son los homicidas?
Los asesinos.

¿Quiénes son los fornicarios?
Los que tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio.

¿Quiénes son los idólatras?
Aquellos que han sustituido a Dios por las personas o cosas.

¿Quiénes son los mentirosos?
Todos aquellos que no dicen la verdad. Sea con sus hechos o palabras. (Abarcan los hipócritas, los difamadores, los calumniadores, los corruptos, etc)


La Palabra de Dios ha sido clara al mostrarnos el destino eterno de los que creen y de los que no creen. En nosotros está la decisión donde pasaremos la eternidad.
Ahora estamos aquí, cumpliendo con la misión que Dios nos ha encomendado.
Hagamos lo que nos corresponde en la obra del Señor, porque todo cuanto hagamos para él no será en vano.

“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”
1 Corintios 15:58


José Alfredo Liévano
Twitter.  @JAlfredoLievano  




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martes, 21 de octubre de 2014

AL GUARDAR LA PALABRA DE DIOS EN TU CORAZON...

Es necesario que la Palabra de Dios quede arraigada en lo más profundo de tu ser...   Ahí donde la lógica y las emociones no pueden llegar...   Ahí donde las convicciones se arraigan como enormes raíces imposibles de arrancar...   Ahí donde tu vida es impulsada a dar un giro radical y evidente…

A medida que dedicas tiempo en la reflexión bíblica, entonces su contenido se arraiga en tu corazón y su acción comienza a operar cambios profundos y radicales  en todas las áreas de tu vida.

Veamos esos cambios...

AL GUARDAR LA PALABRA DE DIOS EN TU CORAZON...

Tendrás el deseo espontáneo de buscar aún más al Señor en todos los momentos de tu vida.  Eso te llevará a invertir más tiempo a la oración. Sentirás la necesidad de hacerlo.

Tendrás el deseo espontáneo e intenso de aprender aún más del Señor. Lo que te llevará meditar intensamente  en lo que él te ha enseñado.

Tendrás el deseo espontáneo de enseñarla y reflejarla en el entorno donde Dios te ha colocado.  Lo que te llevará a ponerte bajo sus órdenes incondicionales.

Tendrás el deseo espontáneo de renunciar a toda vida pecaminosa. Lo que te llevará a practicar una vida limpia y pura y a desechar todo estorbo que la manche.

No habrá prioridad material que se anteponga a su enseñanza. Lo que te llevará a considerar las riquezas y las cosas materiales como algo insignificante.

Aun por muy encima de tu inexperiencia serás capaz de avanzar en medio de todos los desafíos que se te presenten. Lo que te llevará a experimentar el poder sobrenatural de su Espíritu obrando sobre todas tus limitaciones diversas.

No habrá obstáculo que te cierre el paso para vivir de acuerdo a los propósitos de Dios. Lo que te llevará a experimentar su soberanía en medio de todos tus acontecimientos. Verás “abrirse puertas” de manera oportuna.

Experimentaras un gozo sobrenatural que superará cualquier circunstancia adversa que enfrentes cada día. Lo que te llevará a enfrentar “lo que sea” porque sabrás que todo va encaminado para tu bien.

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Que el Señor “abra” nuestros ojos para que admiremos el contenido eficaz y transformador de sus palabras.

“Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley”.
Salmo 119:118


José Alfredo Liévano
Twitter.  @JAlfredoLievano